Este es el supuesto superyate de 500 millones de libras esterlinas de Vladimir Putin

Para aquellos que recuerdan las modestas pero elegantes dimensiones del Royal Yacht Britannia, es nada menos que una aberración, un monstruoso palacio flotante construido no para una reina sino para la imponente vanidad de un hombre.

Que tal barco, donde cada superficie concebible es de oro o mármol incrustado, reciba el nombre de una de las figuras más gentiles y nobles de la literatura solo aumenta la sensación de ultraje.

Porque este es el Scheherazade, supuestamente el superyate de 500 millones de libras esterlinas de Vladimir Putin , donde cada una de sus seis cubiertas gime con un lujo obsceno y un exceso espantoso.

Sin embargo, hay cierta satisfacción sombría de que mientras sus armas continúan pulverizando la ciudad portuaria ucraniana de Mariupol y llover la muerte sobre los ciudadanos indefensos en toda Ucrania, este monumento a la vulgaridad, donde incluso el papel higiénico se distribuye a través de insípidos soportes dorados, es, para ahora al menos, atrapado tras los mástiles de un bosque de embarcaciones menores e incapaz de hacerse a la mar.

Cuando miles mueren en sus manos, parece deshonroso celebrar el embargo en un dique seco italiano de un simple barco.

Pero luego, la propiedad de posesiones como Scherezade es la forma en que Putin, como un monarca absoluto de los últimos días, demuestra poder. En un país donde el salario anual medio de los rusos es de 5.000 libras esterlinas, las riquezas prodigadas en el yate son casi incomprensibles.

Afuera hay helipuertos gemelos, capaces de aterrizar helicópteros de ataque rusos, cubiertas de teca inmaculadas y un sistema de comunicación y defensa altamente sofisticado con la capacidad de disparar drones desde el cielo. Pero es en el interior donde comienza la pura opulencia.

Hay una mesa de billar autonivelante, un spa con cámara de crioterapia y una piscina que puede transformarse en una pista de baile. Hay un acuario, teatro, salón de baile, gimnasio y jacuzzi. Y por puro descaro, un piano de cola que se toca solo y que, supuestamente, repite una canción titulada Vladimir Putin Is A Fine Fellow.

Debajo de las cubiertas hay un hangar subterráneo lo suficientemente grande como para albergar un helicóptero, seis motos de agua, cinco botes auxiliares y ocho Seabobs.

Los accesorios dorados y el brillo están en todas partes, desde los grifos del baño hasta los remaches y tornillos que sujetan un televisor de 4,5 metros de ancho a la pared de un camarote.

Los rumores sobre la propiedad de Putin del buque han circulado desde su construcción. Pero su propiedad no fue investigada hasta que los partidarios del crítico de Putin encarcelado Alexei Navalny revelaron que estaba tripulado, casi exclusivamente, por miembros del servicio secreto de élite de Rusia, el FSO.

Que Putin sea el beneficiario final del juguete de un multimillonario no es, por supuesto, el único misterio. Después de todo, regresó a su Rusia natal en 1989 tras la caída del Muro de Berlín, tan pobre como desilusionado por la caída del comunismo.

Casado y con dos hijas menores de cinco años, estuvo destinado en la oficina de la KGB en Dresde, en Alemania Oriental. Sus posesiones incluían un auto Lada destartalado y una lavadora de 20 años.

Sin embargo, una década más tarde era multimillonario y, en 20 años, había amasado una fortuna de proporciones tan gigantescas que se decía que era el hombre más rico del mundo.

Hoy, sus posesiones, junto con al menos dos yates, incluyen un palacio de impresionante lujo en la costa rusa del Mar Negro y un avión tapizado no por un fabricante de muebles sino por un joyero.

Entre una cartera secreta de activos se dice que hay casas de lujo para sus amantes y una colección de relojes de pulsera invaluables; sus favoritos son un Patek Philippe Perpetual Calendar de £ 70,000 y un Breguet Marine de £ 15,000.

Esta combinación de codicia y codicia ha marchado al unísono con la ambición desmesurada de restaurar en Rusia la influencia y el imperio de su apogeo en la era de la Unión Soviética.

Sin embargo, el sueño de Putin de expandir las fronteras de Rusia a través de su brutal invasión de Ucrania ahora amenaza la existencia misma de lo que él valora por encima de todo: la prosperidad que ha acumulado, gran parte de ella saqueada de las mismas personas a las que dice servir.

Se cree que escondió millones de su riqueza personal en Londres, y una nueva unidad llamada cleptocracia encabezada por la Agencia Nacional del Crimen está lista para iniciar una investigación. Cualquiera que tenga propiedades o activos en nombre de Putin será objetivo y podría enfrentar sanciones. Pero las capas de secreto en torno a las posesiones del presidente ruso harán que sea extremadamente difícil para los investigadores vincular cualquier activo con él.

Calcular el valor del ex agente de la KGB sin un centavo ha sido uno de los enigmas de las últimas dos décadas. ¿Cómo podría un hombre al que le gusta describirse a sí mismo como un mero ‘esclavo de galera’, un ‘humilde servidor’ del pueblo con un salario estatal de solo $ 140,000 (£ 104,000), permitirse vivir una vida llena de excesos tan inimaginables? Este, recuerde, es un hombre que cuenta con el más modesto de los activos declarados: dos pequeños apartamentos, un par de automóviles de fabricación rusa y un terreno de 1.500 metros cuadrados.

Sin embargo, según Bill Browder, el administrador de fondos de cobertura nacido en Estados Unidos que ha expuesto gran parte de la corrupción en la Rusia de Putin, este es el mismo hombre que ha acumulado una fortuna de 160.000 millones de libras esterlinas.

Entonces, ¿cuáles son sus activos más visibles? Primero, su guarida en el Mar Negro, una mansión de estilo italiano de 18.000 metros cuadrados dentro de una propiedad que es 39 veces más grande que el principado de Mónaco. Incluye viñedos, una pista de hockey sobre hielo subterránea y un estudio de baile erótico.

Su construcción costó 1.000 millones de libras y las imágenes publicadas en línea por sus críticos muestran interiores de oro, mármol y muebles hechos a medida con detalles intrincados, incluido un sofá de cuero de 200.000 libras esterlinas. La planta baja alberga una pista de carreras de coches de juguete eléctricos, un teatro, un casino y una discoteca acuática. Una sala de cata de vinos tiene un gran ventanal tallado en el acantilado debajo del palacio.

Se dice que un cepillo de baño importado de Italia para el baño privado de Putin costó casi 700 libras esterlinas.

Las fotografías muestran camas con dosel adornadas con cojines mullidos, candelabros y una piscina decorada con estatuas de dioses griegos.

En general, se dice que el estilo recuerda a Luis XIV, el llamado Rey Sol de Francia, quien perdió el contacto con la realidad.

Hay una zona de exclusión aérea en lo alto y una zona de exclusión de un kilómetro mar adentro.

Entre la casa y el perímetro hay otras propiedades como una casa de campo, un viñedo y una iglesia de estilo bizantino importada de Grecia y cuidadosamente reconstruida. El Kremlin, por supuesto, niega que Putin posea palacios.

Sin embargo, un antiguo socio comercial que colaboró ​​en el proyecto ha dicho públicamente que los fondos para la construcción se recaudaron mediante una combinación de ‘corrupción, soborno y robo’. Como la mayoría de las cosas que han caído en el amplio regazo de Putin, no le costó ni un solo rublo.

Según su biógrafo Mark Galeotti, la financiación llegó a través de un decreto del Kremlin para ‘servicios de salud’ en esa parte del sur de Rusia.

Si bien es posible que se haya gastado algo de dinero en hospitales y cosas por el estilo, mucho se desvió para pagar el extraordinario escondite presidencial, que según sus enemigos es solo una de las 20 casas a las que tiene acceso Putin.

Se dice que otros activos presidenciales incluyen 15 helicópteros, un Airbus, dos jets Dassault Falcon y un avión Ilyushin con una cabina neoclásica de £ 13 millones con sus adornos enjoyados y un baño que se dice que costó £ 47,000.

Luego está Graceful, un barco gemelo de 73 millones de libras esterlinas y 270 pies de Scheherazade. Hace unas semanas, su tripulación zarpó repentinamente de un astillero en Alemania donde había sido objeto de modificaciones, una medida sin duda para evitar probables sanciones económicas contra Rusia.