Discurso de Danilo Medina en el Acto Inaugural del IX Congreso Ordinario
José Joaquín Bidó Medina
11 de octubre de 2020.
Compañero Temístocles Montas,
Presidente del Partido de la Liberación Dominicana;
Compañera Margarita Cedeño,
Ex vicepresidenta de la República;
Compañero Gonzalo Castillo,
Ex candidato Presidencial del PLD;
Compañera Cristina Lizardo,
Coordinadora de la Comisión Organizadora de este IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina
Compañeros y compañeras del Comité Político y Comité Central del PLD;
Compañeros y compañeras de la Comisión Organizadora de este Congreso;
Compañeros Senadores, Diputados, Alcaldes, Directores de los Distritos Municipales y Regidores;
Compañeros Presidentes Provinciales, Municipales, de Circunscripciones electorales, Seccionales del Exterior y de Comités Intermedios;
Distinguidos familiares del compañero Dr. José Joaquín Bidó Medina;
Invitados Especiales;
Señores de la Prensa;
Amigos todos;
Compañeras y compañeros,
Gracias a todos por su presencia en este acto de instalación este IX Congreso Ordinario Dr. José Joaquín Bidó Medina.
“Hacia la Transformación y el fortalecimiento de la identidad Partidaria”, así reza el lema de este IX Congreso José Joaquín Bidó Medina y será a rededor de ese lema que hablaré en los minutos que la comisión de organización de nuestro congreso me ha dado el honor para dirigirme a ustedes.
Estamos en momento crucial para nuestro partido, un auténtico punto de inflexión en nuestra historia.
En las últimas semanas, he tenido la ocasión de hablar con muchos dirigentes del partido.
Dirigentes de todos los niveles y de todas las provincias, con los que he intercambiado algunos puntos de vista sobre la situación política actual. Y de todas esas conversaciones hay una cosa que me ha quedado muy clara:
Que todos los peledeístas hemos entendido el mensaje que el pueblo dominicano nos envió el pasado 5 de julio.
Con su respuesta en las urnas, el pueblo nos hizo entender que hay cosas que debemos cambiar.
Y hoy estamos aquí para asegurarles a los dominicanos y dominicanas que el PLD les está escuchando. Que el PLD entendió, y que hoy comienza el proceso de crítica constructiva y de transformación que necesitamos.
Debo decirles, compañeros y compañeras que, lejos de lamentarnos, debemos estar agradecidos, porque lo que tenemos ante nosotros no es otra cosa que una excelente oportunidad. Una ocasión única para reflexionar, para aprender, para rectificar allá donde sea necesario y retomar nuestra labor de servir a la Patria, con más entusiasmo, capacidad y audacia que nunca!
Como hemos dicho muchas veces, el pueblo es sabio. Y no lo es solo cuando nos elige, lo es también cuando nos obliga a detenernos, a enderezar nuestro rumbo y a ser mejores!
Es cierto, no vale de nada negarlo: en los últimos tiempos no fuimos la mejor versión de nosotros mismos.
La mística que nos convirtió en la primera fuerza política del país; los ideales que nos hicieron un referente de disciplina y ética en toda la región; la inspiración que muchos encontraron en el PLD para trabajar por el bien común… Mucho de eso, fue perdiendo fuerza con el tiempo.
La verdad, compañeros y compañeras, es que el ejercicio del poder transformó nuestro día a día. En algunos casos porque tratando de resolver lo inmediato dejamos de mirar al largo plazo. A algunos simplemente los venció el cansancio y otros comenzaron a creer que nada los sacaría del poder.
Y así fue como el pueblo dominicano empezó a ver un partido centrado en sí mismo, cuando nuestro propósito siempre ha sido servir al pueblo.
Y vio un partido empeñado en hacer las cosas a la vieja usanza, cuando lo que debíamos hacer era abrirnos a la juventud.
Sin embargo, quiero que se entienda muy bien que, cuando digo todo esto, no estoy señalando a nadie, ni buscando culpables. Eso no es lo que nos conducirá hacia nuestras metas.
En realidad, las organizaciones humanas y sus procesos son siempre así: evolucionan, se van transformando, se desgastan en algún momento y sólo si son capaces de hacer autocritica, de revisarse y de enderezar su rumbo, logran superar cada nueva etapa con éxito.
Ocurre en las empresas, ocurre en las familias y, por supuesto, ocurre en los partidos políticos.
Por eso, lo realmente importante ahora es que entre todos, comenzando por mí mismo, aceptemos nuestra parte de responsabilidad, reflexionemos acerca de los cambios que debemos llevar a cabo y demos lo mejor de nosotros para que el PLD salga más fortalecido que nunca de este proceso.
Compañeros y compañeras,
Igual que es justo que hagamos autocrítica, también lo es que reconozcamos lo que nuestra organización ha logrado desde el gobierno.
Y no por vanidad, sino para tener claro qué es lo que defendemos.
Para recordar que nuestra bandera es la bandera que ha acompañado a las grandes mayorías en su ascenso social.
Miren las últimas décadas de la historia de nuestro país y verán que solo el PLD ha logrado realmente transformar a la República Dominicana.
Este es el partido que, con mucho trabajo y esfuerzo, logró sacar a millones de dominicanos de la pobreza, hacer de la educación, la seguridad social, del crédito y de la salud un derecho, así como construir servicios de excelencia, como el metro, el teleférico y el 9-1-1.
Cada peledeísta debe sentirse orgulloso de ser parte de esta transformación.
Todos y cada uno de ustedes debe sentir un profundo orgullo, porque en cada provincia y en cada pueblo hay obras que nadie podrá esconder ni minimizar, porque están ahí, a la vista de todos, beneficiando cada día a millones de dominicanos y dominicanas.
Y es importante recordarlo, porque ahora debemos ser el partido comprometido con proteger cada una de estas conquistas, que ya son de nuestro pueblo.
Y no duden que en tiempos de crisis como los que se avecinan, habrá quienes intenten dar marcha atrás a estos logros. Habrá quien intente sembrar división y volver a un modelo de Estado que solo responde a los intereses de unos pocos.
Eso es lo que los peledeístas no podemos permitir.
Y quiero que eso quede bien claro. No podemos limitarnos a esperar 4 años con los brazos cruzados y apostar al simple desgaste del gobierno.
El reto es más grande que eso, y para tomar conciencia de su magnitud basta mirar al conjunto de América Latina.
Podemos ver que muchos partidos que han sido referentes de la democracia, partidos que han gobernado décadas no supieron renovarse una vez que pasan a la oposición.
El peronismo argentino es aquí la gran excepción, quizás el PT brasileño lo logre también, pero muchos se pierden por un camino que los lleva a encerrarse en sí mismos.
Por eso digo que no nos vale con convencer a los que en anteriores ocasiones votaron por nosotros, pero en julio se abstuvieron. Aunque sin duda es un buen comienzo.
La labor que nos toca ahora a todos y cada uno de nosotros es más intensa, pero es inaplazable.
Debemos ser la oposición constructiva y propositiva, capaz de llevar a los dominicanos y dominicanas a un nuevo ciclo de progreso, crecimiento y justicia social, adaptado a los nuevos retos que presenta el siglo XXI.
Tenemos que salir a reencontrarnos con todo los dominicanos y dominicanas; especialmente con los más escépticos. Y ahí la labor de ustedes, compañeros y compañeras, va a ser inestimable. Porque ustedes son la columna vertebral de esta organización.
Por eso vamos a ir todos, a cada barrio, a cada pueblo y a cada paraje, a hablar con hombres y mujeres, jóvenes y mayores, sin importar la clase social, ni el nivel educativo, ni la confesión religiosa, ni aún el partido político.
Vamos a hablar con el que nos votó, con el que se abstuvo, con el que votó en nuestra contra y también con el que aún no tenía edad para votar.
Vamos a reconstruir los lazos de confianza que siempre nos unieron al pueblo, con propuestas, con trabajo y con una visión de país que renueve la esperanza y lleve optimismo a todos los dominicanos.
Insisto, este momento es algo que debemos aprovechar al máximo, es una puerta abierta a nuestro futuro y pueden creerme cuando les digo que ese futuro, con el apoyo de todos ustedes, se escribirá con las siglas del PLD!
Pero para que así sea, debemos hacer todos y cada uno el trabajo que nos corresponde. Y debemos comenzar desde ya.
La República Dominicana de las recientes elecciones, es un país muy diferente al de 1996, cuando el PLD ganó sus primeras elecciones.
Es también diferente al país del 2012. En muchos aspectos es un país mejor, un país que ha progresado gracias en gran medida al trabajo de todos ustedes. Pero también es una sociedad más exigente, con mayores expectativas y, desde luego, es un país que debemos aprender a mirar de nuevo, con la mirada limpia, clara y sin prejuicios.
Es el momento de que el PLD ponga, más que nunca, el oído en el corazón del pueblo. Porque esa siempre ha sido nuestra mejor guía.
Las preocupaciones de la gente tienen que ser las nuestras. Sus sueños tienen que ser nuestros sueños. Y las soluciones que están buscando, deben estar en nuestras propuestas.
Solo así podemos volver a ser el PLD que sirve a la gente. Solo así merecemos nuevamente su confianza.
Compañeros y compañeras,
Este Congreso que ahora comienza tiene que ser mucho más que un simple relanzamiento.
Tiene que ser una auténtica refundación. Una vuelta a lo mejor de nuestros orígenes, con la vista puesta en los retos del futuro, para juntos construir un mejor proyecto de país.
Yo aspiro a un partido moderno, ágil, efectivo y profesional. Tal vez más pequeño, pero sin duda más comprometido, dinámico y capaz de lograr sus metas.
Porque este es el momento de abrirse a la sociedad dominicana y dar respuesta a sus nuevas inquietudes.
Pero eso no se resuelve con atajos, sumando nombres a un padrón que luego no se traduce en participación real.
Debemos reclutar inteligentemente los militantes que necesitamos como partido.
Debemos salir a la calle a recuperar el afecto de la gente y a construir con ellos el compromiso real con una nueva visión de país.
Necesitamos especialmente a mujeres y jóvenes, que aportarán las ideas y valores que comparten con toda una nueva generación de votantes.
No se nos puede olvidar nunca, que hay cientos de miles de jóvenes que no se sienten representados por ningún partido. Darles voz, representar sus anhelos y necesidades, debería ser nuestra máxima prioridad.
Hoy, hay en el país una generación que, a diferencia de los que fundamos el PLD, nació plenamente en democracia.
Es una generación que está más educada que sus padres y vive totalmente inmersa en la digitalización, en parte gracias a las acciones de nuestros gobiernos.
Es lógico que esa generación tenga expectativas diferentes y debemos estar a la altura de las mismas.
Debemos también actualizar y fortalecer la formación política e ideológica de nuestros dirigentes.
El PLD fue una vez reconocido por la calidad de su formación, era una auténtica escuela de líderes. Y hoy debe volver a serlo.
Todos nuestros dirigentes deben tener una noción actualizada sobre la realidad de nuestro país y de su lugar en el mundo, así como manejar herramientas de trabajo político y de comunicación social.
Cada Comité de Base debe volver a ser un referente político y social en su comunidad.
Un lugar donde los jóvenes militantes puedan aprender como funciona el mundo y una herramienta para ayudarles a transformar su entorno inmediato, junto con otras organizaciones de base de la sociedad dominicana.
Pero también es necesario que esa juventud trabaje de la mano con el liderazgo experimentado que ha dirigido los destinos del país en los últimos años. Combinando así el empuje de la juventud y la seguridad que da la experiencia.
Porque no podemos olvidar que es esa experiencia la que nos ha permitido ser el partido gobernante durante los últimos 16 años.
También debemos aprovechar este momento para volver a los valores éticos fundacionales que nuestro líder, el Prof. Juan Bosch inculcó en el ADN de nuestra organización en todo el proceso de formación.
Eso significa establecer y hacer cumplir un régimen de consecuencias a lo interno del partido. Que si las acciones de un dirigente no se corresponden con nuestros estatutos, el partido sea el primero en sancionarlo. Que sea el partido el primero en atajar las malas prácticas.
Debemos volver a ser un modelo en valores. Que ser “peledeísta” sea, más que nunca, sinónimo de un hombre o una mujer que son ejemplo de pulcritud, eficiencia e integridad en su comunidad.
Y tenemos que renovarnos también en materia de comunicación. Hablar el idioma de los nativos digitales, adaptarnos a los formatos y los canales que usa la juventud para informarse, llevar nuestros mensajes a todos los públicos, en todos los rincones del país.
Compañeros y compañeras,
Si queremos que el PLD se convierta en la principal opción de gobierno en el 2024, no existen atajos, este es el camino.
Las rencillas del pasado ya no importan, hay que dejarlas atrás.
A partir de hoy, solo importa el futuro de la República Dominicana.
Es así que vamos a renovar nuestro compromiso.
Mirando a la gente a los ojos y tendiéndoles la mano con humildad, pero también con confianza, porque hay mucho que podemos mostrarles de la obra realizada en los gobiernos del PLD.
Y, por supuesto, hay mucho más que podemos ofrecer en los próximos años.
Que todo aquel que quiera defender los logros en educación, salud, seguridad social, empleo, crédito, vivienda, energía, reducción de la pobreza, agropecuaria y vialidad, entre otros muchos que ha logrado nuestro país, sepa que el PLD es su partido.
Que todo el que quiera un país bien gobernado, con transparencia, justicia y solidaridad, sepa que el PLD es el único camino para lograrlo.
Que todo el que quiera que en 2024 empiece otra etapa de crecimiento económico, y crecimiento bien repartido, no se preocupe, porque el PLD será su garante.
Allá donde los ciudadanos más lo necesiten, va a estar el PLD. Un PLD renovado, rejuvenecido y listo para dar la batalla, primero desde la oposición y luego en el gobierno.
Hagamos, entre todos, que el pueblo dominicano entero sepa que puede contar con el PLD.
Con su fortaleza, con su disciplina, con su capacidad de trabajo y con su entrega para servir a la Patria.
Que sepan que la bandera morada estará siempre ahí, con la gente y para la gente, para defender las conquistas y hacer realidad las aspiraciones de las grandes mayorías.
Muchas gracias y muchos éxitos en los trabajos de este IX Congreso.