El cuerpo de uno de los dos buzos de nacionalidad italiana desaparecidos el 9 de febrero pasado en la cueva sumergida El Dudú del municipio dominicano de Cabrera, María Trinidad Sánchez (noreste), fue recuperado la tarde de este lunes por el personal de rescate que trabaja en la zona.
Así lo confirmó a Efe el subdirector del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), Edwin Olivares, organismo que trabaja con submarinistas de la Dominican Republic Speleological Society (DRSS) en la recuperación de los cuerpos.
El cadáver fue localizado el 12 de febrero por submarinistas del equipo de rescate, pero la dificultad para acceder al lugar por su estrechez y por la habitual falta de visibilidad causada por la turbiedad de las aguas han dificultado las labores, que han tenido que ser suspendidas en diversas ocasiones por motivos de seguridad.
Precisamente, tras sacar ese primer cuerpo, alrededor de las 14.30 hora local (18.30 GTM), los responsables de las tareas de búsqueda han hecho un nuevo alto en los trabajos, que se retomarán este martes a las 11.00 horas locales (15.00 GTM), para tratar de dar con el segundo cuerpo.
Para acceder a al cueva, los italianos alquilaron equipos de buceo en un establecimiento local, algo que solo está permitido a quienes cuentan con una licencia de buceo, tal y como dispone la normativa internacional y, según señaló Olivares, el neopreno ha contribuido a preservar el cadáver durante tantos días.
En total, son ocho los buzos que trabajan en la localización de los italianos, que fueron vistos por última vez cerca del mediodía del sábado 9 adentrándose en las aguas de la cueva, cuya profundidad máxima es de 27 metros y tiene 800 metros de extensión.
Los buzos de cuevas requieren de conocimientos y equipos específicos para hacer este tipo de inmersión, porque una cueva sumergida es una zona oscura y techada, que generalmente se encuentra a más de 60 metros desde la entrada.
Un letrero en la entrada de El Dudú advierte de la peligrosidad de aventurarse en este tipo de cuevas submarinas y del debido entrenamiento que debe poseer quien pase los límites de seguridad.
Se diferencia de una caverna en que en estas últimas, existe un alcance de luz exterior y puede ser buceada por submarinistas de aguas abiertas, siempre y cuando el recorrido no sobrepase los 60 metros desde la entrada. EFE