Por: Ling Almánzar
A pesar de enormes presiones internacionales, Nicolás Maduro pretende juramentarse otra vez como presidente de Venezuela, por un nuevo periodo de seis años. Sin embargo, el candidato opositor Edmundo González ha prometido que regresará “muy pronto” a Caracas, luego de cosechar apoyos internacionales en una gira que lo ha llevado por España, Panamá, Argentina y, por último, República Dominicana, entre otros países. Es un presidente errante.
Además, la líder opositora María Corina Machado se la ha jugado dentro de la propia Venezuela, encabezando marchas y protestas a granel, en lucha decidida contra el régimen de Maduro. De hecho, ella fue peligrosamente asediada y hasta trataron de raptarla, ayer en Caracas, luego de intensas manifestaciones antichavistas.
A Maduro no le preocupan esos gritos de la oposición. Después de todo, él y su camarilla tienen el control absoluto de todos los poderes: ellos son el Estado. Lo controlan todo, lo público y lo privado, y manejan a su antojo las instituciones. Para algunos, se trata de una dictadura abierta y cada vez más cruel.
Llegó el gran día: 10 de enero, una fecha de brinco y espanto. Luego de las elecciones del 28 de julio pasado, Edmundo se proclamó ganador mostrando actas de votaciones que lo habrían favorecido. El oficialismo de Maduro, en cambio, trató de desacreditar esas actas alegando que eran fraudulentas. Lo que nunca ha hecho es mostrar “sus” actas, a pesar de que la comunidad internacional se lo ha exigido.
El madurismo gobernante no tiene actas, no las ha mostrado y, comoquiera, se va a juramentar otra vez, desafiando a la Unión Europea, a Estados Unidos y a países de América Latina. El candidato de oposición recibió un salvoconducto y abandonó Venezuela. El acuerdo entre las partes no ha trascendido.
República Dominicana habría sido la catapulta o el trampolín final de Edmundo, en su desesperada carrera hacia el Palacio de Miraflores. Aquí estuvo ayer, recibido como jefe de Estado por el propio presidente dominicano, Luis Abinader, en el Palacio Nacional, junto a Hipólito Mejía y otros exmandatarios latinoamericanos.
El régimen de Maduro ha dejado claro que Edmundo no podrá entrar a Venezuela, para lo cual le cerrarán los cielos y sellarán las fronteras terrestres. Todos los caminos estarán cerrados. Entonces, ¿cómo podría él ingresar a suelo venezolano?, ¿qué significa ese “muy pronto” que pronunció ayer en Santo Domingo?
Las horas corren con inquietud, jugando en contra de Edmundo y su deseo de regresar a Venezuela, hoy 10 de enero, un día de brinco y espanto.