Una bióloga marina reveló como una ballena jorobada de 50.000 libras (22.500 kilos) la salvó de un tiburón en 2017. Seis años después del impactante episodio, Nan Hauser, de 69 años, relató con detalles el momento en el marco del evento anual Sharkfest de National Geographic.
Las imágenes muestran a Hauser con miedo a que la ballena fuera a matarla, antes de entender que el cetáceo era, en realidad, su salvador.
Hauser parece querer evitar un choque con las enormes aletas pectorales de la ballena, situadas en sus costados. Lógicamente, una criatura de este tamaño tiene un poder tremendo, pero en lugar de atacar a la bióloga marina, la salvó.
“De repente me di cuenta de que el tiburón venía hacia mí justo por debajo”, explicó Hauser.
La científica dijo que al ver que el tiburón se acercaba, ella y la ballena supieron “que se trataba de una situación grave, y quería salir del agua”, precisó en National Geographic.
El depredador era un tiburón tigre de 4,5 metros, famoso por sus ataques a humanos.
La ballena empujó a Hauser hacia el barco con la parte delantera de la cabeza y ella subió a bordo agradecida.
“Miré y la ballena estaba justo a mi lado, protegiéndome… Y me eché a llorar”, narró.
Científicos afirman que el comportamiento de la ballena jorobada hacia la bióloga es muy parecido al de una madre jorobada hacia su cría. Pero, sostienen, actos de este tipo no están reservados sólo a la familia, sino que esta especie también protege a otras de los ataques.
Los expertos no pueden saber con exactitud por qué los mamíferos arriesgarían su propia supervivencia por otra especie, pero la opinión más aceptada es que el comportamiento altruista es un “desbordamiento”, según Daily Mail.
Los científicos creen que la ballena jorobada podría presentar esta característica como una extensión de su impulso por proteger a sus propias crías.
Estos cetáceos son inmunes a muchos depredadores oceánicos, por lo que en lugar de defenderse han aprendido a atacar de frente y ahuyentar a sus presas de forma más proactiva.
Los investigadores creen que, más que proteger a una especie concreta, puede tratarse de un acto de dominio sobre los depredadores, para intentar asegurarse de que no volverán cuando haya crías cerca.
Fuente: Infobae