Muchos de los feligreses que acudieron al centro de peregrinación católico expresaron a los medios que lo hacían para agradecer a la virgen por haber hecho milagros en ellos, mientras hubo quienes visitaron el templo para cumplir promesas y otros para formularlas.Los creyentes han acudido desde prácticamente todas las zonas del país, por lo cual las autoridades disponen de un operativo especial de seguridad médica y vial.
Las misas en la basílica incluyen una en creole dirigida a los devotos haitianos que también acuden cada año a venerar a la imagen de la virgen, que los fieles acostumbran tocar y en silencio pedir sus deseos.
El principal acto dedicado a la deidad fue la misa que celebró el obispo de la diócesis de la provincia de La Altagracia, Jesús Castro, quien reiteró la posición de la Iglesia contra el aborto en presencia del presidente dominicano, Luis Abinader, quien ha expresado su apoyo a la interrupción del embarazo en tres causales.
Castro también llamó a la unidad de los partidos políticos, clamó por mayores oportunidades para la juventud, condenó la violencia que sufren las mujeres, pero también resaltó la “súbita y extraordinaria” recuperación de la economía dominicana tras atravesar la pandemia, enfrentar los efectos del huracán Fiona el año pasado y la crisis mundial “que tanto daños nos hizo”.
El director de la Defensa Civil dominicana, Juan Salas, informó que al menos 400 personas habían sido atendidas en los alrededores de la basílica a causa de deshidratación y presión alta.
“Hemos dispuesto un amplio operativo en este lugar, así como en toda la autovía del Este y la autopista de Las Américas con el objetivo de orientar lo mejor posible a los conductores, sobre todo para que reduzcan la velocidad y no conduzcan si han tomado alcohol”, dijo el socorrista a los periodistas.
Los católicos también participaron de misas en la Catedral de Santo Domingo y la parroquia Virgen de la Altagracia, ubicadas en la Ciudad Colonial.
La Iglesia católica dominicana da como buena y válida la versión de que la veneración y la imagen de la Virgen de la Altagracia que reposa en la Basílica de Higüey fue traída al país a principios del siglo XVI por los hermanos españoles Alonso y Antonio Trejo.
