ROMA.- Como no podía ser de otra manera, en sintonía con la Conferencia Epsicopal estadounidense, el Vaticano reaccionó hoy con satisfacción a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de revocar el derecho constitucional al aborto, práctica desde siempre condenada por la Iglesia católica. Aunque, consciente de la fuerte repercusión y polarización que ese fallo generó en todo el mundo, también llamó a “reabrir un debate no-ideológico” sobre el lugar que tiene la protección de la vida en la sociedad civil.
En un comunicado, la Pontificia Academia para la Vida –el ente del Vaticano que se ocupa de estos temas delicados-, al margen de manifestarse alineada con los obispos estadounidenses, destacó especialmente uno de los párrafos de la declaración difundida por la Conferencia Episcopal de ese país, presidida por el arzobispo de Los Angeles, José Gómez.
“Ahora es el momento de curar las heridas y reparar las divisiones sociales; ahora es el momento de reflexionar y dialogar civilmente, y de unirnos para construir una sociedad y una economía que apoye a los matrimonios y a las familias, y en la que cada mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer a su hijo al mundo con amor”.
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Al margen de subrayar la importancia de ese párrafo de la declaración de los obispos estadounidenses, el Vaticano consideró que “el hecho de que un gran país con una gran tradición democrática cambió su posición en esta cuestión también representa un desafío a todo el mundo”.
“La protección y la defensa de la vida humana no es una cuestión que puede quedar confinada al ejercicio de los derechos individuales, sino que, en cambio, es una cuestión de amplio significado social”, indicó la Pontificia Academia para la Vida. “Después de 50 años, es importante reabrir un debate no-ideológico sobre el lugar que la protección de la vida tiene en la sociedad civil y preguntarnos qué tipo de coexistencia y sociedad queremos construir”, urgió.
En este marco, la Pontificia Academia para la Vida, que dirige el arzobispo italiano Vincenzo Paglia, manifestó la importancia de no caer en “posiciones ideológicas a priori”. “Esto significa asegurar una educación sexual adecuada, garantizando el acceso a la salud para todos y preparando medidas legislativas para proteger a la familia y la maternidad, superando las desigualdades existentes”, indicó.
“Necesitamos una asistencia sólida a las madres, parejas y niños no nacidos que involucre a toda la comunidad, alentando la posibilidad de que las madres que tienen dificultades sigan su embarazo y confíen su niño a los que pueden garantizar su crecimiento”, siguió.
“Ante el rostro de la sociedad occidental que está perdiendo su pasión por la vida, este acto es una poderosa invitación a reflexionar todos juntos sobre la seria y urgente cuestión de la capacidad generativa humana y de las condiciones que la hacen posible; eligiendo la vida, nuestra responsabilidad por el futuro de la humanidad está en juego”, dijo, finalmente, el arzobispo Paglia.
“Día histórico”
Antes, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB) -que el año pasado se dividió en el debate sobre el acceso a los sacramentos de los políticos católicos que promueven políticas pro-abortistas- habló de “un día histórico en la vida de nuestro país”. En una extensa declaración firmada por Gómez y el arzobispo de Baltimore, William E. Lori, presidente de la Comisión de Actividades Pro-Vida, denunció que “durante casi cincuenta años Estados Unidos aplicó una ley injusta que permitió a algunos decidir si otros pueden vivir o morir”. “Esta política llevó a la muerte de decenas de millones de niños no nacidos, generaciones a las que se les ha negado el derecho a nacer”, lamentó.
El episcopado recordó a “los pequeños a los que se les ha arrebatado la vida desde 1973″, pero también “todas las mujeres y hombres que han sufrido a causa del aborto”: “como Iglesia, debemos servir a quienes se enfrentan a embarazos difíciles y rodearlos de amor.”
Además, agradeció a los “innumerables estadounidenses de a pie, de todas las profesiones y condiciones sociales” que a lo largo de los años “han colaborado pacíficamente para educar y persuadir a sus vecinos sobre la injusticia del aborto, para ofrecer asistencia y asesoramiento a las mujeres, y para trabajar por las alternativas al aborto, incluyendo la adopción, la acogida y las políticas públicas que apoyen verdaderamente a las familias”. En este sentido, elogió al movimiento provida, que “merece ser contado entre los grandes movimientos por el cambio social y los derechos civiles en la historia de nuestra nación”.
“Ahora es el momento de empezar a construir una América post-Roe. Ahora es el momento de curar las heridas y reparar las divisiones sociales; ahora es el momento de reflexionar y dialogar civilmente”, también indicó, en el párrafo destacado especialmente por el Vaticano.