Las personas con alergia deben vacunarse contra la covid exactamente igual que el resto de la población, pero hay algunas excepciones. Aquellos que han tenido alergias muy graves a alguno de los componentes de las vacunas no deben ponerse la que contenga ese componente.
Con las de Pfizer y Moderna, en las que se ha visto algunos casos de alergias graves, puede ser a un componente llamado polietilenglicol que llevan las dos. Los alérgicos a ese componente no deberían ponerse esas vacunas, pero pueden ponerse otra que no lo contenga. En los prospectos de todas las vacunas se indica su composición detallada.
Con respecto a personas que han desarrollado alergias a otros medicamentos o alimentos, deben tener en cuenta que las alergias son específicas, y no tienen por qué tener ningún problema con estas vacunas.
También es importante saber que cuando una persona recibe la vacuna debe permanecer entre 15 y 20 minutos en el lugar en el que ha sido vacunado (centro de salud, hospital, etc…). Se ha visto que en ese tiempo es cuando se manifiestan las alergias graves porque se trata de una hipersensibilidad muy rápida. Por eso se ha decidido que las personas vacunadas permanezcan en los centros de vacunación durante ese tiempo. Si se detecta algún problema, los sanitarios están preparados, por ejemplo con epinefrina, por si hubiera que inyectarla.
Pero lo más importante es que toda la ciudadanía sepa que los casos graves son rarísimos. Se han descrito muy, muy pocos entre los millones de personas que ya han sido vacunadas. Por lo tanto el mensaje que hay que mandar es el de tranquilidad. Los efectos secundarios que se están detectando son mínimos en todas las personas, también en las que tienen alergias.
Puede haber dolor en el brazo, una pequeña hinchazón o enrojecimiento en la zona del pinchazo, o también febrícula o cansancio. Son efectos secundarios que se controlan sin ningún problema. Las vacunas son muy seguras y todo el mundo debe vacunarse sin miedo.
Las personas que saben que son alérgicas a alguno de los componentes o que crean que pueden serlo, deben consultar con su médico de familia y será este, teniendo en cuenta la historia médica del paciente, el que tome la decisión de qué vacuna corresponde ponerle o solicitarle alguna prueba.
Como hay varias vacunas disponibles y no todas tienen los mismos componentes, si se es alérgico a alguno de ellos, la solución es que esa persona reciba una de las que no lo lleve.
Podría darse el caso, sería raro pero posible, de que una persona no pueda vacunarse. Por ejemplo, aquellos que estén inmunodeprimidos porque les hayan trasplantado recientemente y aunque les pongan la vacuna su respuesta puede ser baja. Pero si el resto de la población está vacunada, estas personas también estarán protegidas.
La vacunación debe verse como un fenómeno comunitario, con más personas vacunadas estamos poniéndole un mayor cerco al virus que irá impidiendo que se distribuya, y que mute. Hay que tener en cuenta que las vacunas son para proteger de la enfermedad, no están pensadas para evitar los contagios.
Pero ya algunos estudios indican que algunas de ellas además de proteger de la enfermedad, disminuyen el número de contagios. Aunque este no es el objetivo primario que queremos con una vacuna, ya que lo principal es que las personas no enfermen, el que puedan disminuir los contagios es una fantástica noticia.
Fuente: El País
