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La ciencia descubre el gen de las relaciones felices

El amor. ¿Por qué en ocasiones es tan fácil enamorarse y tan complicado construir un vínculo satisfactorio, estable y enriquecedor? Tal vez el origen esté en la biología o concretamente en la genética. Esto es al menos lo que nos dice la ciencia tras descubrir que existe un gen de las relaciones felices. Es decir, parece que hay quien dispone de un genotipo que le facilitaría tener mejores habilidades para cuidar de ese amor.

Ahora bien, ¿quiere decir esto que quienes tengan la «suerte» de llegar al mundo con esa particularidad, está destinado a ser feliz en su relación? La respuesta, obviamente, es no. Como bien sabemos, las relaciones son complejas y la felicidad entre dos personas depende de infinitos factores. Variables que, al fin y al cabo, no siempre están bajo nuestro control.

No obstante, no dejamos de admitir que la ciencia siempre nos sorprende. Saber que en el ADN puede contenerse una fórmula que aumenta la posibilidad de lograr un vínculo más significativo es, cuanto menos, interesante. Pronfundicemos en ello.

Nuevo descubrimiento: el gen de las relaciones felices

El hecho de que nos digan que existen un gen de las relaciones felices puede sonarnos a guion de serie de ciencia ficción. Algo así puede, incluso, hacernos pensar que existe cierto determinismo biológico. También, que hasta podríamos pedirle a alguien un análisis genético antes de lanzarnos a una relación con esa persona para garantizar así el éxito en ese vínculo.

Ahora bien, lo que ha descubierto la ciencia es algo mucho más sencillo. No podemos hacer esa serie de elucubraciones. El trabajo, publicado hace muy pocos días, se ha llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Arkansas, la Universidad Estatal de Florida y la Universidad McGill.

El objetivo era encontrar marcadores genéticos que pudieran explicar la estabilidad y la satisfacción en las relaciones de pareja y lo descubierto no puede ser más interesante. Lo analizamos.

El gen CD38 y su papel en la liberación de oxitocina

Al parecer, el gen CD38 tiene una función específica y es la de liberar la mayor cantidad de oxitocina cuando la persona mantiene una relación de pareja. ¿En qué se traduce esto? En algo importante: en que esa persona experimente un nivel más elevado de pensamientos, emociones y comportamientos orientados a fortalecer los lazos de pareja.

Como bien sabemos, la oxitocina es la hormona del cariño, el apego saludable y también del amor. Esta molécula multipropósito estimula muchas de nuestras conductas de cuidado.

El gen de las relaciones felices se expresa mediante tres tipos de cogniciones

La citada investigación duró tres años. Para ello, se hizo el seguimiento de 73 parejas a lo largo de este tiempo con dos fines muy concretos. El primero, analizar la progresión de esas relaciones. Segundo, ir analizando muestras genéticas (saliva) para detectar posibles marcadores que explicaran la estabilidad y felicidad del vínculo.

Lo que se vio, como bien hemos señalado, es que aquellas parejas más estables y felices disponían del gen CD38. Además de favorecer una mayor liberación de oxitocina, se observó a su vez que se vinculaba a tres tipos de cogniciones (ideas) que mantenían estas personas sobre las relaciones afectivas.

Son las siguientes:

Las relaciones, según este grupo poblacional, se basan en un principio fundamental: la confianza. Es importante atender esta dimensión y cuidarla a diario.

Otra idea fundamental que consideran las personas que se esfuerzan por cuidar su vínculo afectivo es saber perdonar. Los conflictos, las discusiones y los pequeños errores merecen siempre comprensión -un esfuerzo empático-.

Por último, el gen de las relaciones felices se vincula al sentido de la gratitud. Las parejas de esta muestra que permanecían juntas después de tres años decían sentirse agradecidas a diario por esa relación, por esa vida compartida.

El genotipo CC en los hombres

Hubo algo interesante que cabe destacar en esta investigación. Se descubrió una pequeña diferencia en la variable género, viéndose que los hombres con el genotipo CC tenían una identidad y un sentido de pareja más fuerte. ¿Qué significa esto? Implica que los hombres con este genotipo en particular presentaban un mayor compromiso con su pareja.

Es decir, es menos probable que se derive en una infidelidad o que se muestren conductas de despreocupación o desatención.

¿Qué implicación tiene el descubrimiento de este gen?

Es posible que pensemos que el descubrimiento del gen de las relaciones felices es poco más que una piedra de Rosetta. Basta con disponer de ese genotipo para que un vínculo de pareja sea satisfactorio y exitoso. Sin embargo, esta regla de tres biológica no siempre se cumple. Así, algo que nos indican los responsables de esta investigación es que los genes no marcan nuestro destino.

Un gen eleva la aparición o la manifestación de un rasgo concreto, pero no es determinante. Es más, en ocasiones, cualquiera de nosotros podemos evidenciar en nuestro ADN el gen CD38, sin embargo, nuestra pareja puede carecer de él. Algo así nos demuestra que el hecho de que una relación funcione no depende en exclusiva de factores genéticos.

Pilares como la personalidad, la madurez emocional o la empatía siempre son determinantes. Asimismo, una relación siempre presenta muchos retos y desafíos que no siempre podemos controlar. Saber por tanto, que existe un gen de las relaciones felices resulta interesante y significativo. Sin embargo, no nos determinará.

Fuente: Mejor con salud

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