Sam Bankman-Fried, buscado en Estados Unidos por fraude tras la quiebra de su empresa de intercambio de criptomonedas FTX, permaneció el lunes en una prisión de Bahamas tras una vista judicial frustrada en la que se iba a estudiar su posible extradición.
Una semana después de que el exmultimillonario fue detenido en Nassau, los medios de comunicación estadounidenses y locales habían informado de que el otrora niño prodigio de las criptodivisas, de 30 años, iba a aceptar la extradición para ser juzgado en Nueva York.
Bankman-Fried llegó al tribunal de primera instancia de Nassau desde la prisión de Fox Hill, y salió casi tres horas después sin que ni él ni sus abogados hicieran comentarios.
Medios locales informaron de que la vista se dio por terminada poco después de comenzar, en medio de la confusión sobre el motivo de su convocatoria.
Según el Nassau Guardian, el magistrado Shaka Serville permitió a Bankman-Fried hablar por teléfono con sus abogados estadounidenses antes de enviarlo de vuelta a la prisión.
El Nassau Guardian y el canal Eyewitness News, citando a los abogados del detenido, informaron de que el exempresario aceptó voluntariamente la extradición a Estados Unidos.
Si mantiene su derecho a oponerse a la extradición, está previsto que tenga una nueva audiencia a principios de febrero.
La semana pasada, el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) presentaron cargos penales y civiles contra Bankman-Fried, alegando que engañó a los inversores de FTX y malversó fondos que pertenecían a los clientes de la firma.
FTX, con sede en las Bahamas, ascendió espectacularmente a partir de 2019 hasta convertirse en uno de los principales actores del sector de las monedas virtuales.
Bankman-Fried apareció en las portadas de revistas financieras y tecnológicas, y atrajo enormes inversiones de destacados gestores de fondos.
También fue aclamado en los salones de la política gracias a que contribuyó con decenas de millones de dólares a las campañas de republicanos y demócratas.
Pero su estrella se apagó en noviembre, cuando la empresa y su firma comercial hermana Alameda Research se declararon insolventes.
Tras alcanzar una valoración de 32.000 millones de dólares, el grupo implosionó después de que el 2 de noviembre los medios de comunicación informaron de que el balance de Alameda estaba fuertemente basado en la moneda FTT -un token creado por FTX sin valor independiente- y expusieron que las empresas de Bankman-Fried estaban peligrosamente interconectadas.
Bankman-Fried fue detenido en su apartamento de Nassau el 12 de diciembre a petición de la fiscalía federal de Nueva York.
Se le acusa en Estados Unidos de ocho cargos, entre ellos conspiración, fraude electrónico, blanqueo de dinero e infracciones en materia de financiación electoral.
Por su parte, la SEC le acusó de violar la legislación sobre valores.
Bankman-Fried “estaba orquestando un fraude masivo, de años de duración, desviando miles de millones de dólares de los fondos de los clientes de la plataforma para su propio beneficio personal y para ayudar a hacer crecer su imperio criptográfico”, dijeron los fiscales estadounidenses.