La Paz, (EFE).- Entusiastas fieles católicos llenaron los templos en Bolivia con cánticos y palmas por la celebración del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa y que ahora se desarrolla con algo más de normalidad tras dos años de la pandemia de la covid-19.
Uno de los templos más concurridos en La Paz fue la Basílica Menor de San Francisco, en el centro histórico de la ciudad, cuyo atrio se convirtió en mercadillo para la venta de palmas entrelazadas y crucifijos, entre otras efigies religiosas alusivas a la Semana Santa.
Aun con mascarillas, los feligreses entraban y salían por montones del templo para escuchar misa, comprando previamente una palma o una cruz para que los sacerdotes las bendigan.
La creencia dicta que se debe comprar palmas o ramos, hacerlos bendecir y colocarlos detrás de las puertas en casa para la protección contra “los rateros”, contra “maldiciones”, explicó a Efe doña Justina, una mujer que vende estos elementos desde hace 45 años en San Francisco.
“Esto no hay que botar, después de que se seque, con esto hay que sahumarse. Es la tradición de Semana Santa”, comentó doña Justina y mientras habla, va trenzando una hoja de palma que en sus hábiles manos se transforma en un crucifijo.
La mujer señala que la venta mejoró un poco este año con respecto al anterior, cuando aún había algunas restricciones por la pandemia, y solloza al recordar a sus compañeras de venta que “se han ido”.
Mientras se desarrollaba la venta de palmas, en el mismo atrio los muchachos de la Pastoral Juvenil Vocacional Franciscana se preparaban para ingresar en procesión al templo para la misa de las once.
Vestidos con túnicas y con enormes palmas, los jóvenes animaron a los feligreses en el atrio con alegres cánticos religiosos y luego, también cantando, entraron al templo emulando el ingreso de Jesucristo a Jerusalén.
Esto entusiasmó a la gente que se encontraba dentro, que agitaba sus palmas y se unió a los cantos para iniciar la celebración religiosa.
Con las palmas en alto, los feligreses aguardaron el paso de los sacerdotes que recorrieron el templo lanzando agua bendita antes de iniciar la misa.
Es el segundo año en que los templos se abren para las misas presenciales, pues en 2020 la celebración de la Semana Santa en Bolivia se hizo a puertas cerradas con transmisiones a través de distintas plataformas virtuales o las redes sociales por la cuarentena.
Bolivia se mantiene en una desescalada de contagios tras una cuarta ola que tuvo su momento más crítico entre finales de diciembre y principios de enero.
Ante la disminución de casos, el país transita hacia un intento de normalidad con el levantamiento de varias restricciones, lo que supondrá que también se normalicen otras tradiciones de Semana Santa, como las peregrinaciones desde La Paz hasta el santuario mariano de Copacabana, a orillas del lago Titicaca compartido con Perú.