Si bien la enfermedad por COVID-19 puede dañar los pulmones, es una enfermedad sistémica que también puede afectar el corazón, los riñones, el cerebro y otros órganos. Los efectos negativos o daños pueden perdurar mucho tiempo después de la fase aguda y posterior recuperación.
La novedad, inquietante, es que cada vez más hombres informan verse perjudicados en su desempeño sexual tras haber tenido coronavirus. Informes que alertan de disfunción eréctil se acumulan en los consultorios de urólogos del Hospital Miller de la Universidad de Miami. En principio los profesionales de la salud pensaron que se debía al estrés pandémico.
Sin embargo, los pacientes afectados manifestaron no padecer ansiedad ni estar deprimidos, y algunos reportaron sufrir esta complicación sexual durante seis meses o más. Todos ellos tenían en común que formaban parte de los más de 33 millones de recuperados por el SARS-CoV-2 en los Estados Unidos.
Cada vez más evidencia científica sugiere que el COVID-19 puede sabotear la salud sexual de los hombres. “Descubrimos que los hombres que no habían tenido estos problemas anteriormente desarrollaron una disfunción eréctil bastante grave después de la infección por COVID-19″, advirtió el urólogo e investigador estadounidense Ranjith Ramasamy, conocido por sus contribuciones académicas a la medicina reproductiva, incluida la deficiencia de testosterona, la terapia regenerativa, la disfunción eréctil y los estudios del cáncer de próstata.
Un reciente estudio del New England Journal of Medicine (NEJM), alertó que nos encontramos ante un próximo desastre de salud pública, generado por el Long COVID. Sostiene que entre el 10 al 30% de los 44,4 millones de casos totales de coronavirus en Estados Unidos y los más de 235 millones a nivel mundial presentan secuelas por la enfermedad pandémica, “todavía experimentan síntomas debilitantes meses después de haber sido infectados, que pueden causar una discapacidad significativa”.
Los hombres pueden tener seis veces más probabilidades de desarrollar disfunción eréctil breve o prolongada después de contraer el virus, según una investigación publicada en marzo en la revista científica Online Library. Otros estudios han documentado una letanía de problemas de salud posteriores a la infección que afectan el sexo, ya sea de forma independiente o en conjunto: incapacidad para tener o mantener una erección, daño a los testículos, dolor o hinchazón testicular, incapacidad para alcanzar el orgasmo, niveles bajos de testosterona y problemas de salud mental.
Se incluyeron 100 sujetos en el análisis (25 COVID positivos; 75 COVID negativos). La prevalencia de disfunción eréctil, medida con el Inventario de Salud Sexual para Hombres, fue significativamente mayor en el grupo COVID positivo (28% frente a 9,33%). Los modelos de regresión logística confirmaron un efecto significativo de COVID-19 en el desarrollo de la disfunción eréctil, independientemente de otras variables que la afectan, como el estado psicológico, la edad y el Índice de Masa Corporal. Asimismo, los científicos observaron que los sujetos con disfunción eréctil tenían más probabilidades de tener COVID-19.
En diálogo con Infobae desde Nueva York, Estados Unidos, Laura Palermo, doctora en virología argentina, especialista en la historia de las enfermedades y profesora en el Hunter College, dio su visión en relación a este fenómeno: “El nuevo coronavirus entra a las células utilizando un receptor denominado ACE2, que se encuentra -entre otros lugares- en células testiculares, lo que sugiere que el virus SARS-CoV-2 podría infectar estas células directamente y producir un daño celular”.
“En pacientes que fallecieron de COVID-19, se observó que existe edema e inflamación en el tejido testicular. Si nos basamos en estudios preliminares, lo que se observa es que la infección resulta en algunos casos en una disfunción testicular subclínica en donde los pacientes producen una cantidad reducida de testosterona. Un aspecto muy importante a destacar es que se observan pacientes con coronavirus con un daño vascular, por lo cual es muy probable que afecte al sistema vascular como un todo, y también al que irriga al pene, lo cual llevaría a un mal funcionamiento eréctil”, agregó.
Palermo alertó: “Hay que destacar que la disfunción eréctil es un marcador que nos muestra que el paciente sufre de problemas vasculares, lo que podría sugerir que aquel paciente que presenta este cuadro y que se enferma con COVID-19 puede atravesar una forma de la afección más severa y mortal, dado que la disfunción eréctil es una evidencia de problemas de salud sistémicos”.
Consultado por Infobae, el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra, psicoterapeuta y sexólogo, advirtió: “La infección por COVID-19 provoca una cascada de acontecimientos físicos que inflaman el endotelio de los vasos sanguíneos (esta capa de células es fundamental para el transporte de oxígeno a los tejidos). Desde hace muchos años se sabe que la disfunción eréctil puede ser el síntoma centinela de una afección cardíaca ya que lo mismo que ocurre en los vasos del pene podría estar ocurriendo en las arterias coronarias. En este caso, la afectación global de los vasos por la infección compromete además la circulación de sangre dentro del pene pudiendo llevar a la pérdida de la erección por la lesión que sufren los vasos de los cuerpos cavernosos”.
“Dos estudios publicados en el mes de julio de este año en dos revistas médicas (Andrology y Word Journal Mens Health) llegan a las mismas conclusiones: una de las secuelas post COVID puede ser la disfunción eréctil, sobre todo si ya existían patologías de base como la diabetes, dislipemia (aumento del colesterol y triglicéridos) e hipertensión, enfermedades que, de por sí, suelen traer complicaciones en esta función sexual”, precisó.
De acuerdo al especialista, descartadas las causas psicológicas por el encierro, el estrés y la ansiedad, los científicos acuerdan que hay evidencia de lesiones orgánicas en el pene y también en las células de Leydig que fabrican la testosterona en los testículos. Este daño en las células que sintetizan la testosterona provoca una disminución de la hormona que también afecta a los vasos sanguíneos.
“El estudio de Word Journal Mens Health fue el primero en mostrar evidencia de la presencia de COVID-19 en el interior de los cuerpos cavernosos del pene aun antes de la infección generalizada. No existe evidencia definitiva con respecto a la presencia de coronavirus en el líquido seminal. El compromiso del corazón (miocarditis, miocardiopatías) y la fibrosis pulmonar son otros de los factores que influyen en la aparición de la disfunción eréctil por la baja concentración de oxígeno en la sangre. El estudio publicado en Andrology en julio de 2021 también concluye que las formas silenciosas o “asintomáticas” de COVID-19 podrían también provocar síntomas de disfunción eréctil, presentándose en este último caso como única manifestación de la infección”, resaltó a este medio el experto.
Por su parte, Ramasamy remarcó: “Es importante que la gente comprenda que la vacuna COVID no afecta la función eréctil. El virus puede tener efectos adversos importantes a largo plazo, pero la vacuna es segura”.
Para averiguar si el virus SARS-CoV-2 estaba invadiendo los órganos reproductivos de los hombres, el reconocido urólogo y su equipo realizaron biopsias en seis hombres de entre 20 y 87 años que habían padecido COVID-19. Cuando examinaron estas muestras de tejido bajo un microscopio electrónico, descubrieron partículas de virus al acecho en los testículos de un hombre. La mitad de los hombres también tenían espermatozoides de mala calidad, lo que respalda los datos de otros pequeños estudios post mortem y generó dudas sobre el impacto de la enfermedad en la fertilidad.
Si el virus estaba en los testículos, Ramasamy quien también pertenece al Departamento de Urología de la Facultad de Medicina Miller de Miami se preguntó si la carga viral también estaría presente en el pene. Para ello, el equipo investigó a dos hombres que se volvieron impotentes después de tener el virus. Uno de ellos había experimentado síntomas leves mientras que el otro había sido hospitalizado. Convencidos de que nunca volverían a tener una erección natural, acudieron a la clínica para ver si podían ser candidatos para una cirugía de implante de pene.
Confirmaron que, efectivamente, el virus estaba presente en el tejido de sus penes, lo que “fue impactante”, opinó Ramasamy. Habían pasado hasta ocho meses desde que los hombres habían transcurrido la fase aguda del COVID-19. Los médicos también encontraron daños en el revestimiento de los diminutos vasos sanguíneos del órgano sexual masculino.
Finalmente, pudieron llegar a la conclusión de que los hombres con mayor riesgo de COVID-19 grave (hombres mayores o aquellos con hipertensión, obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas) ya tienen per sé un alto riesgo de disfunción sexual. Estas condiciones afectan sus hormonas, músculos, vasos sanguíneos y más. Sin embargo, los hombres mucho más jóvenes también han informado problemas de salud sexual.
Según amplió a Infobae Laura Palermo, “el COVID-19 además genera un estado de hiper inflamación. Es sabido que un desbalance de citoquinas inflamatorias también está asociado a una disfunción sexual. El nuevo coronavirus afecta al corazón, genera problemas severos cardiovasculares como miocarditis, arritmias, y también a los pulmones, con lo cual como un todo podríamos pensar que los problemas en la hemodinámica pulmonar podrían también exacerbar una disfunción eréctil”.
“Los efectos del sufrimiento psicológico que acarrea la pandemia no se pueden descartar, sumados a los problemas hormonales, es de esperar que juntos reduzcan el deseo sexual en pacientes que sufrieron el COVID-19. Como conclusión, se necesitan más estudios para saber los efectos de esta enfermedad a largo término. Pero, es muy importante remarcar que la prevención a través de la vacunación, es la mejor herramienta que tenemos para minimizar los efectos de la infección tanto a corto como a largo término”, subrayó.
En julio, una importante encuesta denominada Patient-Led Research Collaborative, un grupo auto organizado de pacientes de Long COVID que trabajan en investigaciones dirigidas por pacientes sobre la experiencia del COVID prolongado, publicó la información más completa hasta la fecha. Documentaron 203 síntomas en 10 sistemas de órganos, obtenidos de una encuesta en línea a unas 6.500 personas de países de todo el mundo. Los resultados incluyeron, sorprendentemente, problemas de salud sexual.
Alrededor del 18% de los hombres informaron disfunción sexual; alrededor del 13 por ciento experimentó dolor en los testículos; El 8 por ciento notó otros problemas con los órganos sexuales; y alrededor del 4 por ciento de los hombres tuvo una disminución en el tamaño de su pene o testículos.
“La erección, al igual que las otras fases de la respuesta sexual humana, esta modulada por factores biológicos, emocionales y mixtos en el momento de un encuentro amoroso o puramente sexual. Por ese motivo, en condiciones optimas de salud también puede producirse una disfunción eréctil aislada o reiterada. Se ha observado que las personas que han padecido COVID, presentan muchas veces secuelas de orden físico y emocional que dependen de diferentes factores; por eso no resulta extraño, que en pacientes recuperados del nuevo coronavirus pueda aparecer un trastorno de la erección, que puede ser de causas emocionales, entre otras. Se observan muchas personas que han quedado con un cuadro similar al del “estrés post-traumático” luego de una internación por COVID-19″, pormenorizó a Infobae la doctora Beatríz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Medicina Sexual de Halitus Instituto Médico..
“Si bien serían necesarias más investigaciones para determinar el área exacta del daño de la enfermedad por coronavirus a nivel sexual, los tratamientos que conocemos para la disfunción eréctil pueden ser muy útiles ya que el mecanismo del trauma, puede ser tratado actualmente de muchas maneras y con terapias breves estratégicas de avanzada los pacientes pueden mejorar visiblemente”, concluyó.
Fuente Infobae