Desde que la ciencia moderna planteó el método científico se comenzaron a usar animales no humanos en laboratorios para varios propósitos. Algunos ejemplos de experimentación animal incluyen el testeo de productos, el uso de animales como modelos de investigación y hasta como herramientas educativas.
Dentro de cada una de estas categorías puede haber también muchos propósitos diferentes por los que se usan los animales sometiéndolos a pruebas que muchas veces los enfrentan a sufrimientos o crueldades innecesarias cuando no acaban con su vida sin un claro sentido.
Por ejemplo, algunos son usados como herramientas para investigación militar o biomédica; otros para probar cosméticos y productos de limpieza del hogar; y algunos se usan en clases de disección para enseñar a adolescentes la anatomía de las ranas o para realizar una sesuda tesis doctoral.
El testeo de productos cosméticos para garantizar su carácter hipoalergénico las más de las veces conlleva conejos encepados que deben soportar pruebas de productos sobre sus ojos que no siempre presentan la garantía de la inocuidad. Surge de allí el titulo de la nota en una referencia en sorna a estos usos tan crueles.
El número de animales usados en experimentación se estima en más de 100 millones cada año, lo que resulta un número más que importante. Hay una diferencia importante en la consideración de los animales usados en los experimentos, dependiendo de si son animales humanos o no humanos.
Cuando se permite la experimentación en humanos, es siempre en un contexto de individuos que la consienten, por los beneficios personales que les sirven como incentivos. No es el caso de los animales no humanos. Más bien, la razón para este doble estándar es que los animales no humanos no son tenidos en consideración moral.
Uno de los diferentes usos de animales de experimentación se refiere al testeo de nuevos cosméticos y productos del hogar. Este uso es ilegal en muchos países como los de la Unión Europea, pero se sigue llevando a cabo en otros donde los animales son cegados, se les provoca dolor extremo, y muchas veces mueren o son matados.
El uso de animales para probar nuevo armamento, balas y agentes químicos, así como el efecto de las quemaduras y el veneno para fines militares, sigue llevándose a cabo de manera oculta. Muchos animales mueran de formas terribles a consecuencia de este uso.
Una gran cantidad de animales son usados en experimentación biomédica con diversos fines en la investigación no siempre de manera irremplazable. Debemos pensar que esto ocurre porque que no se hace el suficiente énfasis en la búsqueda e implantación de métodos sin animales.
La disección y el uso de animales de otras maneras ha sido una práctica habitual en varios países durante la educación primaria y secundaria a lo largo de muchos años. Esto supone matar a un gran número de animales y educar a las nuevas generaciones en la idea de que es aceptable dañar a los animales para nuestro beneficio.
Estas prácticas absolutamente antiéticas no tienen ningún beneficio en la formación científica de los alumnos y perjudican gravemente su formación en valores. Quienes defienden la experimentación animal afirman a menudo que la lucha contra estos métodos es detener el progreso científico, pero esto no es cierto.
En la actualidad hay disponibles muchos métodos no perjudiciales para los animales que pueden ser utilizados claramente debiéndose procurar regular el uso educativo de modelos que reemplacen prácticas innecesarias y crueles para con los animales.
A pesar de que muchas empresas no experimentan en animales sintientes, hay otras que eligen seguir llevando a cabo experimentos en animales por no querer implantar estos nuevos métodos. En la actualidad, muchas empresas eligen no dañar a los animales en el desarrollo de productos, sin que por ello la calidad y la seguridad queden afectadas en lo más mínimo.
Desde el rol del consumidor se deben preferir aquellos productos que tengan el sello “ANIMAL FREE” (libres de experimentación con animales), visibles ya en muchos envases de cosméticos y productos.
Esta será una manera de evitar que Bugs Bunny quede ciego a pesar de comer zanahoria todo el día.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
Por Infobae