Al cumplirse este sábado una semana de que un terremoto de 7,2 sacudiera el sur de Haití, las posibilidades de encontrar con vida a víctimas de derrumbes van descendiendo, mientras crece la desesperación de la población más afectada y, con ello, los saqueos a camiones de alimentos.
Las autoridades no han actualizado desde el miércoles las cifras de víctimas, y es de suponer que habrán variado con respecto a los 2.189 muertos, 12.268 heridos y 332 desaparecidos notificados entonces.
UN ATISBO DE ESPERANZA QUE SE ESFUMA
La posibilidad de encontrar con vida a cuatro personas bajo los escombros de una casa en la ciudad de Les Cayes, la más afectada por el terremoto, mantuvo este sábado a cientos de curiosos observando los trabajos de los experimentados voluntarios en rescate de la brigada los Topos, procedentes de México.
La brigada, compuesta por ocho expertos llegados al país y apoyados por dos rescatistas haitianos, comenzó a trabajar en el lugar a las 21.00 horas del viernes tras detectar cuatro posibles supervivientes mediante un escáner, pero tras 16 horas de arduo trabajo se retiraron del lugar.
Antes de realizar una última lectura el equipo dio paso a las máquinas para retirar parte de los cascotes y poder adentrarse un poco más abajo en lo que quedaba de la estructura con el localizador de vida para confirmar los “presuntos positivos”, ya que el dispositivo de búsqueda puede verse alterado por diversos factores.
El líder del grupo, Luis Alba, se mostró optimista sobre las probabilidades de encontrar a gente con vida “y más tratándose de gente haitiana, que es durísima”, señaló en declaraciones a Efe.
“Ya está demostrado en el terremoto de 2010, que después de más de una semana salieron ancianas y salieron estudiantes, salieron profesores. Por supuesto, tenemos toda la fe puesta”, dijo el especialista, que insistió en que no quería generar falsas esperanzas.
En esta ocasión no ha habido un final feliz, pero los “topos” no desfallecen y hoy mismo iniciarán una nueva operación de búsqueda en otro edificio derruido sin pararse a descansar, puesto que el tiempo juega en contra de los posibles supervivientes.
SAQUEOS DE AYUDA HUMANITARIA
El tiempo también se agota para miles de personas que requieren de ayuda humanitaria, una situación que ha motivado saqueos de camiones de ayuda humanitaria, ocurridos este viernes y este sábado.
El Gobierno haitiano condenó este sábado “con vehemencia” los ataques, así como los actos de saqueo, en las zonas de Camp-Perrin, Duchity, Rivière Glace, que se contra camiones de la organización Food For The Poor que transportaban ayuda humanitaria el viernes.
Ese día también hubo al menos un intento de asalto a otro vehículo pesado del Programa Mundial de Alimentos, y este sábado la población más desesperada ha continuado haciéndose con comida por la fuerza.
En el colegio Saint Jean des Cayes una turba violenta ha saqueado un camión sin distintivos que contenía agua mineral, pasta y leche condensada, entre otros artículos y, ante la presencia de cámaras, lanzaban botellas de vidrio a los periodistas.
Diversas organizaciones humanitarias y gobiernos de distintos países continúan enviado ayuda que va llegando con demasiada lentitud para paliar las necesidades de tantas personas, en un país con gran parte de su población subalimentada.
LA TIERRA SIGUE TEMBLANDO
Transcurridos siete días, las réplicas, de intensidad variable, no dejan de percibirse en Les Cayes, y muchas familias siguen durmiendo en la calle aunque sus casas no hayan quedado del todo destruidas.
Los toldos y tiendas de campaña caseras, elaboradas con palos, telas y plásticos siguen dando cobijo a personas por toda la ciudad, especialmente en el entorno del estadio Gabion, donde hay instalado un campamento que desde el sismo alberga a cientos de personas que se han quedado sin hogar.
Según los últimos datos proporcionados por Protección Civil, 52.953 viviendas quedaron destruidas por el fuerte temblor y 77.000 sufrieron daños, mientras que 650.000 personas necesitan ayuda humanitaria urgente.
EFE