Las alteraciones de los huesos maxilares comprometen la alimentación, el lenguaje y la estética de quien las sufre. Se trata de afecciones en las piezas óseas que conforman la cavidad bucal: el maxilar superior y el inferior o mandíbula.
Las problemáticas en los maxilares pueden ocurrir en diferentes momentos de la vida. Además, se pueden tratar de afecciones a nivel local o bien ser trastornos generales con manifestaciones en estos huesos.
En este artículo detallamos las situaciones más frecuentes que pueden afectar a las estructuras óseas de la boca. Sigue leyendo y entérate más.
Alteraciones congénitas de los huesos maxilares
Las alteraciones de los huesos maxilares de origen congénito son aquellas que suceden durante el desarrollo intrauterino de la persona. En realidad, estas afecciones no son tan habituales, pero cuando suceden repercuten en el desarrollo de la boca del paciente.
Las causas de estas dolencias pueden ser genéticas, hereditarias, adquiridas o multifactoriales. Las manifestaciones serán leves, que es lo más habitual, o bien graves y notorias.
Las alteraciones congénitas afectan el lenguaje, la masticación, la alimentación, la estética y la oclusión. Los problemas de mordida y la falta de congruencia dentaria entre ambas arcadas son habituales. Asimismo, la pérdida prematura de las piezas dentarias y las alteraciones en la articulación temporomandibular son otras de las consecuencias asociadas a estas afecciones.
Malformaciones congénitas
A continuación, detallamos las malformaciones congénitas de los huesos maxilares más comunes:
- Micrognatia: es el desarrollo ineficiente de la mandíbula, que posee un tamaño más pequeño de lo normal. Puede presentarse de manera aislada o asociada a síndromes, como el de Pierre Robin y el de Treacher Collins.
- Macrognatia: es el aumento de tamaño de la mandíbula.
- Hipoplasia maxilar: hay un deficiente desarrollo del maxilar superior en sentido vertical o antero-posterior. Suele estar asociado a la presencia de fisuras labioalveolopalatinas.
- Hipertrofia maxilar: el maxilar superior posee un desarrollo exagerado en sentido anteroposterior o vertical.
- Retrognatia: el hueso se ubica en una posición más retraída que la habitual.
- Prognatismo: la mandíbula o el maxilar están más adelantados que lo normal.
- Laterognatia: la mandíbula está desviada hacia un lado, generando asimetría facial.
- Fisura labioalveolopalatina: en el momento de formación de la bóveda palatina, prominencias nasales y huesos maxilares, las estructuras comprometidas no se desarrollan de manera adecuada. La fisura puede ser uni o bilateral y comprometer al labio, al paladar o a ambas estructuras.
- Querubismo: es una lesión hereditaria benigna que altera el desarrollo de los huesos maxilares. Provoca una expansión ósea bilateral de la región posterior de la mandíbula, generando un aspecto de cara redonda característica.
- Síndrome de Pierre Robin: es una anomalía que provoca micrognatia, retrognatia, paladar ojival y glosoptosis. El desplazamiento de la lengua hacia la parte posterior de la boca genera dificultad en la respiración y alimentación del paciente.
- Sindrome de Crouzon o disostosis craneofacial: es un problema hereditario que provoca deformidades por el cierre prematuro de las suturas craneales. A nivel bucal hay hipoplasia maxilar, siendo habituales las mordidas cruzadas y abiertas.
- Sindrome de Treacher Collins o disostosis mandibulofacial: se trata de un trastorno hereditario que afecta el desarrollo de la mandíbula, entre otros huesos de la cara.
Quistes en los huesos maxilares
Los quistes son cavidades con contenido líquido o semisólido revestidas de epitelio. La mayoría de las veces son de carácter benigno, siendo muy rara su transformación maligna.
Estas alteraciones se producen en el interior de los huesos y se pueden localizar tanto en el maxilar superior como en la mandíbula. La zona de las raíces de los incisivos superiores es la ubicación más habitual.
Los quistes periapicales o radiculares son los más frecuentes. Los mismos se producen en cercanía de las raíces dentarias, como respuesta a un proceso inflamatorio o infeccioso de un diente. Por lo tanto, suelen asociarse a piezas con necrosis pulpar como consecuencia de haber sufrido caries o traumatismos.
Los quistes dentígeros o de erupción también son habituales y están asociados a un retraso en la salida de los dientes. Son más frecuentes en elementos dentarios retenidos. Es así que las muelas de juicio inferiores y los colmillos superiores son las piezas más afectadas.
Traumatismos
Junto con los quistes, los traumatismos son una de las alteraciones de los huesos maxilares más comunes. Se trata de golpes que afectan la integridad ósea, generando fracturas. Los accidentes de tráfico, los laborales y los deportivos son los causantes más usuales de este tipo de lesiones.
Las fracturas en el maxilar superior suelen darse en conjunto con otras afecciones de los huesos de la cara y el cráneo. Existe una clasificación denominada Lefort, que agrupa estas lesiones según los trazos de la fractura. De esta manera, se pueden determinar qué huesos están comprometidos y la severidad de la situación.
Las fracturas en la mandíbula suelen suceder por recibir un golpe, sobre todo cuando hay un impacto en la zona del mentón. Además, la lesión del cóndilo mandibular, elemento que forma parte de la articulación temporomandibular, es bastante usual.
Inflamación ósea
La inflamación del tejido óseo es una respuesta a un proceso infeccioso de las encías, por caries o por heridas profundas sobre los huesos maxilares. Cuando esta alteración no se controla y sigue su curso, puede evolucionar a infecciones óseas, osteítis e incluso osteomielitis.
Entre estas alteraciones de los huesos maxilares es válido mencionar a la alveolitis seca. Se trata de una inflamación ósea que se produce luego de la extracción de una pieza dentaria.
Esta osteítis se produce cuando el coágulo sanguíneo que se forma luego de una exodoncia no se desarrolla o se sale antes de que la herida haya cicatrizado. Debido a esta situación, el hueso queda expuesto, provocando dolor intenso en la zona donde se realizó la cirugía dental.
Alteraciones metabólicas
El metabolismo de los huesos maxilares, al igual que sucede en el resto del tejido óseo del cuerpo, se centra en el intercambio de calcio y fosforo. Es así que el equilibrio entre la reabsorción y la formación de hueso mantiene a estas estructuras vitales y sanas.
Pero dicho metabolismo está influenciado por varios factores que pueden generar afecciones óseas. Por ende, el resultado final son las alteraciones en los huesos maxilares. El uso de medicamentos para tratar la osteoporosis, como los bifosfonatos por ejemplo, puede tener efectos indeseados en el metabolismo del hueso, alterando su vitalidad.
También algunas enfermedades, como el hiperparatiroidismo, la osteoporosis y la enfermedad de Paget afectan la estructura ósea de los maxilares. Además, otras patologías hereditarias, como la osteogénesis imperfecta y la osteopetrosis, se caracterizan por generar huesos frágiles y poco resistentes.
Tumores en los huesos maxilares
Aunque no son tan frecuentes, las tumoraciones son otras de las alteraciones que pueden ocurrir en los huesos maxilares. Los tumores son un crecimiento o masa anormal de tejido y pueden ser benignos o malignos.
Los tumores pueden originarse en tejidos dentarios, óseos, conectivos o vasculares de las proximidades. Pero también los huesos maxilares pueden ser receptores de metástasis originadas en otros órganos distantes.
En general, se manifiestan con un aumento de tamaño de la zona, hinchazón, movilidad inexplicable de las piezas dentarias y dolor espontáneo y a la palpación. Pero a veces el paciente no presenta ningún síntoma y son hallados en el examen odontológico de rutina o a través de placas radiográficas.
Entre los tumores benignos que afectan a los maxilares, el odontoma es uno de los más comunes. Se ubica en la zona del folículo dental y los tejidos dentarios, siendo frecuente su aparición en la mandíbula de personas jóvenes.
El ameloblastoma es otro tumor bastante común, localizándose en la parte posterior de la mandíbula. Es un proceso invasivo, aunque avanza con lentitud y rara vez provoca metástasis.
El tumor maligno más habitual en los maxilares es el carcinoma epidermoide. Aunque con menos frecuencia, el osteosarcoma, el tumor de Ewing, el mieloma múltiple, el tumor de celular gigantes y tumores metastásicos también pueden afectar a los huesos de la boca.
El tratamiento de estas lesiones depende de la localización y del tipo de tumor. Aunque en general, la extirpación quirúrgica es necesaria.
Buscar un diagnóstico
Como ya has visto, las alteraciones de los huesos maxilares pueden suceder a cualquier edad y ocasionarse por diferentes motivos. Es así que algunas veces se trata de malformaciones congénitas, en otros casos aparecen durante el desarrollo del niño, o bien surgen en la edad adulta.
Más allá del momento de aparición de estas afecciones, tener un diagnóstico certero es necesario para saber cómo actuar frente a estas situaciones. Por lo tanto, al notar algo extraño en los huesos maxilares o si aparecen dudas respecto a su conformación, concurrir a un profesional de la salud cuanto antes es lo más aconsejable.
Fuente: Mejor con salud