Las medidas de restricción impuesta por las autoridades de Salud Pública para la realización de eventos y espectáculos masivos atenta contra la sostenibilidad de la industria y los miles de empleos que genera.
El primer obstáculo inicia antes de comenzar a organizar un evento, pues los escenarios son limitados a 50% de la capacidad, razones por las que los promotores y empresarios artísticos Amable Valenzuela y Raphy D´Oleo piden al Gobierno ampliar la recepción de público, garantizando todas las medidas contra Covid-19.
Valenzuela Producción se arriesgó contra todo pronóstico a presentar el pasado fin de semana al afamado y cotizado Grupo Niche y a Sergio Vargas, el primer evento con un artista internacional de alto nivel tras la desescalada del coronavirus.
Valenzuela cuenta que dos días antes del evento ya estaban vendidas las 600 taquillas, correspondiente al 50% de la capacidad de público del teatro La Fiesta del Hotel Jaragua, que es de mil 200 personas.
Valenzuela insistió con las autoridades de Salud para que le permitieran el acceso a 800 personas, equivalente al 66.6% de la capacidad del local, pero le fue negado, razones por las que tuvo que devolver taquillas y decenas de personas hicieron largas filas tratando de lograr un pase.
“Promotores como Cesarito Suárez y yo, mantuvimos la guardia en alta, consciente que era difícil montar un evento solo con el 50% del público; pero no siempre el empresario debe ganar, porque a veces se gana desde la vertiente de abrir el espectáculo, de hecho, esos dos espectáculo: el de Los Montaner, en Alto de Chavón y el del Grupo Niche, abrieron lo que la plaza de nuevo”, afirmó Valenzuela.
Tres meses llevaba Valenzuela organizando el concierto de Niche y Sergio Vargas en medio de mucha incertidumbre por las restricciones del coronavirus.
“Siempre estuvimos gestionando en Salud Pública que nos aumentara la capacidad, pero se nos negó y tuvimos que adaptarlo a un público de clase media y reajustar los presupuesto”, sostuvo Amable, quien está convencido de que si no hubiese habido restricciones, el público sobrepasa la capacidad de las mil 200 personas.
“La gente hizo largas filas en el Jaragua tratando de conseguir una entrada, pero no fue permitido porque, incuso, un inspector de Salud Pública estaba llevando el registro y ordenó cerrar las puertas cuando llegó al 50% de lo permitido”, sostuvo.
Para el organizador del evento, lo importante fue que movilizó más de 15o empleados, entre ellos, 40 camareros, 15 en los bares del teatro, los técnicos ascendieron a 50, 22 miembros de la orquesta de Sergio Vargas y 25 de seguridad.
“La razón del evento fue demostrar al Gobierno que con la industria cerrada no se genera impuestos, ni empleos. Ahí trabajaron gente que tenían casi dos años sin laborar. Agosto debe servir para que el Gobierno amplié el horario de eventos y la capacidad de público”, indicó.
Valenzuela ya se prepara para realizar su próxima actividad con salseros dominicanos, para el dos de octubre. Estima que como los conciertos que realiza están dirigido a clase media, un público más consciente y que respeta las medidas contra el coronavirus, pues no ve inconveniente con ampliar la recepción.
NUEVAS ESTRATEGIAS. Raphy D´Oleo es otro empresario artístico dirigido a eventos populares con artistas dominicanos.
No es tan optimista como Valenzuela y estima que las restricciones del 50% al público, no es garantía de éxito para que se retome la industria del espectáculo.
D´ Oleo considera que debido al deseo de la población de salir a disfrutar de eventos sociales, tras másde año y medio de toque de queda, las actividades con solo 50% de capacidad de público podrían funcionar en un tiempo no mayor a mes y medio, pero en lo adelante serían insostenibles.
El organizador de eventos considera que la salida más viable para retomar la industria del entretenimiento en el país, es que el Gobierno flexibilice las entradas, los artistas bajen la tarifa, los dueños de locales bajen las bebidas y los empresarios artísticos ganen menos.
“La gente está ansiosa por retornar a los espectáculos, pero no es rentable. Esto solo puede funcionar si se produce una combinación entre artistas, dueños de negocios y empresarios; pero la respuesta fue contraria porque los artistas subieron la tarifa, los dueños de negocios subieron la bebida y los empresarios nos quedamos sin margen, porque hay un 50% de restricción de entrada”, afirmó D´Oleo.
Plantea que hay varios tipos de organizadores de eventos y que trabajan con diferentes públicos. Citó a los empresarios que trabajan con artistas taquilleros internacionales y sus eventos están dirigidos a clase de gran poder adquisitivo, los que pueden compensar la ausencia del 50% de público, aumentado la tarifa.
Pero existen los empresarios que trabajan eventos populares, con artistas locales, que sus eventos van dirigido a público con menos poder adquisitivo y se imposibilita aumentar la tarifa.
“Si hace un evento en base a puerta, con la restricción de la entrada, de lo que permite el Gobierno, se complica la vida y el costo es alto….el fracaso es inminente”, estima.
D´ Oleo proyecta que sería el próximo año cuando se estabilice la industria, porque la poca ganancia del organizador del evento o arriesgarse a perder, lo alejará de los eventos.
“No es que con el 50% de público se cubra costo. Lo normal es que un negocio de 33% de beneficios; es decir, hay un 67% que va entre costo, gente que no asiste y demás. Si te está tumbando un 50% de entrada, ahí está incluido el 33% de los beneficios y para tu compensar esa ausencia, no tiene de otra que subir la entrada. Es decir: o reduce costo o sube entrada, y si sube entrada, va menos gente”, indicó.