A los salvadoreños no les hace gracia que Nayib Bukele haya convertido El Salvador en el primer país del mundo que adopta el bitcóin como moneda de curso legal. La medida, anunciada el 5 de junio y que devino en ley apenas tres días después, es rechazada por la mayoría de la población, algo insólito en una sociedad que parece vivir una luna de miel con su presidente, con índices de aprobación arriba del 80 % y un respaldo abrumador a su proyecto político en las elecciones del 28 de febrero.
El 77,5 % de los salvadoreños opinan que establecer el bitcóin como moneda de curso legal es una medida nada o poco acertada. Quienes la califican como acertada o muy acertada apenas suman el 19,4 %.
Son cifras extraídas de la encuesta ad hoc que la Universidad Francisco Gavidia (UFG) realizó en la primera semana de julio, casi un mes después de que se aprobara la Ley Bitcóin.
El rechazo es rotundo, inapelable: el 83 % de los salvadoreños que reciben remesas prefiere seguir recibiéndolas en dólares; el 95 % respondió que prefiere el dólar para su economía familiar; y apenas un 16 % dijo estar dispuesto a cobrar el salario en bitcoines.
Inciso importante: El Salvador no tiene moneda propia desde que la economía se dolarizó en 2001. En las calles solo circula el dólar estadounidense. La otrora moneda nacional, el colón, es cosa de numismáticos.
Inciso importante: El Salvador no tiene moneda propia desde que la economía se dolarizó en 2001. En las calles solo circula el dólar estadounidense. La otrora moneda nacional, el colón, es cosa de numismáticos.
Sin embargo, lo realmente significativo del rechazo masivo al bitcóin es que supone el primer pinchazo serio en la relación del presidente Bukele con sus gobernados. Cumplidos ya dos años de gobierno, Bukele sigue siendo uno de los mandatarios con mayor aceptación del mundo, líder de una sociedad que incluso le perdonó que militarizara la Asamblea Legislativa, o que tensara la relación con EE.UU., la potencia hemisférica.
Un filón para la oposición
La limitada pero ruidosa oposición político-partidaria ya se ha percatado del potencial que representa la reprobación generalizada al bitcóin. RT entrevistó a René Portillo Cuadra, diputado y jefe de fracción del derechista partido ARENA, que con 14 diputaciones (de 84) es la principal fuerza opositora en la Asamblea.
“El bitcóin es el primer hecho que la población rechaza masivamente desde que tomó posesión”, dice Portillo Cuadra, y se anima con una interpretación: “Golpeará directamente los bolsillos y los estómagos, y por esa razón el salvadoreño común y corriente ha resentido la imposición de una moneda que no conoce y que es inestable”.
La referida encuesta de la UFG revela también que el 52 % de los salvadoreños aún “confían en el presidente Bukele pero no están de acuerdo con el bitcóin”.
Agrega el diputado Portillo Cuadra: “Por primera vez, los salvadoreños dudan si el gobierno está haciendo algo malo, y eso le va a pasar factura en otras medidas que quiera implementar a futuro”.
El bitcóin coexistirá con el dólar en El Salvador a partir de la segunda semana de septiembre. Ante el rechazo, Bukele protagonizó el 24 de junio una cadena nacional para explicar “cómo la Ley Bitcóin va a beneficiar a los salvadoreños”, y anunció un incentivo de 30 dólares para cada persona que se descargue ‘Chivo‘, la aplicación que el gobierno está creando.
Irreversible
No hay marcha atrás en la medida, pese a la impopularidad. Una investigación del periódico digital El Faro publicada el 16 de julio detalla que la adopción del bitcóin es, para la administración Bukele, el primer paso de una estrategia para recuperar la soberanía monetaria que el Estado perdió en 2001.
A medio plazo, según la investigación, el gobierno aspira a crea su propia criptomoneda, bautizada preliminarmente como “Colón Dólar”. El rechazo inicial de los salvadoreños al bitcóin, pues, emerge como un problema mayor en la hoja de ruta del gobierno en materia económica.
“Las decisiones en materia económica son las más sensibles”, dice a RT la politóloga Nayda Acevedo Medrano, después de advertir de que un hipotético descalabro económico relacionado con la adopción del bitcóin sí podría pasar factura al bukelismo. La próxima convocatoria a las urnas en El Salvador es a inicios de 2024.
“El presidente sabe de comportamiento electoral y sabe de influencias emotivas en los votantes, por eso la entrega de los 30 dólares en dinero bitcóin, para nivelar eventualmente la impopularidad de la criptomoneda“, dice Acevedo Medrano.
En la encuesta de la UFG, el 49 % de los salvadoreños dijo que la llegada del bitcóin le genera incertidumbre; otro 29 %, aseguró que le genera temor. El responsable del estudio, el académico Óscar Picardo, lo atribuye al “poco debate técnico”.
“El factor obligatoriedad es lo que ha puesto en jaque esta apuesta; si la ley hubiese dado un año plazo para una implementación progresiva, quizá habría sido otra cosa”, dice Picardo.
El ‘experimento’ en El Zonte
El bitcóin irrumpió en la agenda nacional salvadoreña el 5 de junio, con el anuncio repentino de Bukele, pero la criptomoneda no era una total desconocida en el país. Financistas extranjeros implementaron, a inicios de 2019, un proyecto para fomentar el uso del bitcóin en un pequeño enclave ubicado alrededor de la playa El Zonte, en el municipio de Chiltiupán, a una hora en carro de la capital.
En playa El Zonte puede pagarse con bitcoines la cuenta del hotel, unas clases de surf, unas pupusas (platillo típico salvadoreño) o hasta un collar cuyo valor en dólares sea de 50 centavos. En las últimas semanas, de hecho, se ha convertido en el referente para turistas nacionales y foráneos, curiosos y periodistas que aspiran a conocer más sobre el bitcóin.
La Ley Bitcóin aprobada por el bukelismo menciona El Zonte de forma explícita, y asegura que en los comercios de esa playa “el uso del bitcóin ha representado un mecanismo idóneo y efectivo para llevar a cabo actividades comerciales, generando empleos e ingresos para los habitantes de la zona”.
RT visitó El Zonte, que resultó ser un pequeño cantón con la mayoría de sus calles sin asfaltar, con un servicio de agua potable irregular, y en el que el bitcóin se siente más como un aliciente para atraer a turistas que como una herramienta que puede tener un impacto real en la economía nacional.
Esos financistas extranjeros que en 2019 trajeron la criptomoneda a El Zonte quisieron rebautizar la playa como ‘Bitcoin Beach’, y es innegable que la excepcionalidad del experimento ha dejado algunos dólares entre sus vecinos, sobre todo en las últimas semanas.
Pero esa singularidad finalizará en septiembre, cuando El Salvador pasará a ser el primer país en el que una criptomoneda deviene moneda de curso legal, a la par del dólar. Lo que ocurra a partir de entonces es una incógnita.