Los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y Rusia trataron este miércoles de aplacar la tensión en su primer encuentro desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, declarando que están dispuestos a cooperar aunque hicieron advertencias que reflejan el abismo existente entre los dos países.
La reunión de casi dos horas en la capital islandesa, al margen del Consejo del Ártico, tenía como objetivo abrir el camino para una probable cumbre entre el presidente estadounidense y su homólogo ruso, Vladimir Putin.
El veterano ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, elogió el diálogo “constructivo” con su homólogo estadounidense, Antony Blinken.
Rusia y Estados Unidos “comprenden la necesidad de poner fin al clima dañino que se ha formado en las relaciones entre Moscú y Washington durante los últimos años”, afirmó Lavrov, citado por la agencia de noticias pública rusa RIA Novosti.
Pese a numerosas “divergencias”, “nuestra visión es que si los dirigentes de Rusia y Estados Unidos pueden trabajar cooperando” frente a los desafíos comunes, “el mundo será más seguro”, declaró Blinken al comienzo de la reunión a puerta cerrada, pidiendo una relación “estable y previsible”.
“Pero si Rusia se comporta de forma agresiva contra nosotros, nuestros socios o nuestros aliados, responderemos”, advirtió.
Durante el encuentro, el estadounidense expresó su “profunda preocupación” por el despliegue de tropas rusas en Ucrania y cerca de la frontera con este país, por la salud del opositor ruso Alexéi Navalni y la “represión de organizaciones de la oposición”.
Próximamente podría celebrarse una cumbre entre Joe Biden y Vladimir Putin, según Moscú y Washington, pero la fecha y el lugar aún no se han fijado oficialmente. Quizá en junio, cuando también están previstas la cumbre del G7 y la reunión de los líderes de la OTAN, que se cree que exhibirán un frente unido anti-Moscú.
“Estamos dispuestos a hablar de todo tipo de temas, sin excepción, siempre que el diálogo sea honesto (…) y se base en el respeto mutuo”, respondió Lavrov.
Frente a la prensa la conversación fue cortés, al contrario de lo que ocurrió en el primer encuentro entre Blinken y su homólogo chino en marzo en Alaska.
– Un apaciguamiento –
Antes del cara a cara de Islandia, al margen del Consejo del Ártico que comenzó también este miércoles y reúne a ocho países de la región (Estados Unidos, Rusia, Islandia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega), Washington ha hecho un gesto para mitigar la tensión.
Semanas después de amenazar con aplicar sanciones contra el polémico gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, la administración estadounidense decidió finalmente no sancionar a la principal empresa implicada en el proyecto, Nord Stream AG, y a su director general.
Habrá sanciones pero contra otras entidades. De este modo el presidente estadounidense quiere evitar enfadarse con Alemania, lo que indirectamente favorece a Moscú. La decisión ha causado descontento entre los republicanos pero también en su propio bando demócrata.
Concretamente, esta decisión equivale a dejar vía libre para la realización de este gasoducto, que desagrada a Estados Unidos.
“Es mejor que leer anuncios de nuevas sanciones, sería sin lugar a duda positivo”, reaccionó el Kremlin antes de que Washington lo confirmara.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero, el presidente Biden se ha mostrado muy firme frente a la Rusia de Putin, a quien ha llegado a llamar “asesino”, para marcar la ruptura con su predecesor Donald Trump, acusado de ser indulgente con el Kremlin.
Moscú y Washington se han acusado mutuamente y se han impuesto sanciones desde el comienzo del mandato del demócrata.
Pero ahora los dos países dicen que quieren un apaciguamiento.
Las declaraciones que precedieron al cara a cara no presagiaban la “desescalada” que Washington y Moscú decían buscar en un momento en que las relaciones bilaterales atraviesan su peor momento desde el final de la Guerra Fría.
Blinken quiere convertir el Ártico en un laboratorio para una cierta cooperación enfocada en desafíos comunes, como la lucha contra el calentamiento global.
Pero Lavrov hizo subir el tono. “Está claro para todo el mundo desde hace tiempo que son nuestras tierras, nuestro territorio”, soltó el lunes refiriéndose al Gran Norte, y denunció lo que considera veleidades “ofensivas” de los occidentales a través de la OTAN y de Noruega.
La “actividad militar” de Rusia en el Ártico es “perfectamente legal y legítima”, afirmó.
La advertencia rusa provocó una respuesta de Blinken, quien llamó a evitar “una militarización” del Ártico, un vasto territorio con condiciones extremas, rico en recursos naturales, en torno al Polo Norte.
Fuente: AFP