Décadas de investigación nos han enseñado que la adversidad durante la niñez tiene efectos dañinos en la salud y el desarrollo. “Muchos estudios han demostrado que los niños que han enfrentado abuso, negligencia y conflictos familiares luchan por formar amistades, tienen dificultades académicas y enfrentan problemas de salud física y mental en la adolescencia y la edad adulta”, explica Amanda Sheffield Morris, profesora de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia de la Universidad Estatal de Oklahoma, en un reciente documento que analiza estrategias posibles para combatir las preocupaciones de los niños en este tiempo.
Afortunadamente, los científicos del desarrollo han identificado formas de ayudar a los niños a sobrevivir y prosperar en tiempos de difíciles. Los efectos beneficiosos de las experiencias de protección y crianza son poderosos antídotos contra el estrés y la adversidad y preparan a los niños para afrontar los tiempos difíciles en los años venideros.
1- No perder contacto
Tomarse tiempo para hablar, escuchar y jugar sin distracciones. Asegurarse de que los niños sepan que son amados. Esto puede incluir tomar descansos para controlar durante el día cuando aprenden y trabajan en casa, tener una rutina especial para la hora de dormir que incluya hablar sobre la jornada, caminar juntos o jugar a sus juegos favoritos. Hacer el esfuerzo de conectarse ayuda a los niños a saber que son valorados y crea una sensación de seguridad.
2- Fomentar las amistades
3- Ayudar a otros
4- Participar en clubes o grupos
5- Mantener el contacto con adultos importantes
Los niños se benefician de las relaciones con otros adultos, como abuelos y maestros. Pueden ser otra fuente de apoyo y alguien con quien hablar sobre problemas o éxitos. Son particularmente importantes cuando los padres no están disponibles debido al trabajo u otras obligaciones. Ayudar a los niños a mantenerse conectados a través de Zoom, correo electrónico, llamadas telefónicas, videollamadas y actividades especiales como eventos al aire libre.
6- Mantenerse al día con sus pasatiempos
7- Ser físicamente activos
Hacer del ejercicio una parte de las rutinas familiares. Salir a caminar o a andar en bicicleta, jugar videojuegos activos, ir al parque, estirarse o practicar yoga juntos. El ejercicio tiene muchos de los mismos beneficios que los pasatiempos. También ayuda a los niños a manejar los efectos en el cuerpo del estrés y mejora el estado de ánimo y la salud mental.
8- Crear rutinas
Las rutinas son una poderosa señal no verbal para el cerebro de los niños de que están seguros y que la vida es predecible. Mantener una rutina puede reducir la cantidad de conflictos y los niños saben qué hacer y esperar durante diferentes momentos del día. Crear y mostrar (juntos, idealmente) calendarios diarios o semanales con palabras o imágenes que recuerdan a los niños cuándo se realizan actividades de aprendizaje, juego, descanso, sueño y alimentación. Inventar pequeños rituales que impliquen el logro de metas, especialmente a la hora de acostarse: leer, contar historias, cantar una canción especial, decir una oración o hacer una lista de seres queridos. Tales actividades aseguran un mejor sueño que dejar a los niños que se queden dormidos viendo un video. Pueden retroceder en sus comportamientos si se han acostumbrado a tener menos estructura durante el día.
9- Mantener expectativas realistas de aprendizaje
Si bien el trabajo escolar es realmente importante, no todo el aprendizaje se lleva a cabo en clase. Involucrar a los niños en oportunidades para aprender durante las tareas cotidianas como cocinar (medir, medir el tiempo), hacer jardinería, ir de compras (calcular los precios de venta, agregar) y juegos (cartas, dominó, juegos de mesa) que fortalecen la memoria y las habilidades de pensamiento. Leer juntos todos los días. Dependiendo del nivel del libro, se le puede leer o turnarse por páginas.
10- Conservar un hogar sano y seguro
Además de mantener las precauciones de COVID-19, preparar comidas nutritivas, despejar y organizar juguetes, juegos, suministros para pasatiempos y materiales de aprendizaje. Encontrar formas de involucrar a los niños en la limpieza o la cocina después de las actividades y la participación en conversaciones sobre las reglas familiares. El caos y el desorden son enemigos de la calma. Crear espacios seguros y ordenados ayuda a los niños a manejar el estrés. Comer alimentos saludables juntos beneficia la salud física y mental.