Los pleitos entre conductores se centraban en discusiones, agresiones verbales e intercambios de malas palabras, que en los últimos tiempos pasan a ataques físicos con bates, tubos, armas blancas y de fuego.
Los roces verbales o físicos entre choferes ya no se quedan en meros intercambios de malas palabras, como era la tradición en calles y avenidas del país.
Los hombres del volante, en especial del concho y guagüeros del transporte público de pasajeros, andan “artillados” con todo tipo de armas (machetes, puñales, tubos de hierro, bates, palos, hachas y armas de fuego) para responder ante cualquier agresión, choque o simplemente el “robo de un pasajero”.
Este chofer del concho reacciona airadamente con dos individuos que transitaban en una camioneta. Con un tubo en sus manos, la emprende contra ellos, más grandes y fuerte que él, sin aminorar su valor; pero todo cambio cuando uno de ellos sacó un bate de hierro y luego no tuvo capacidad para responder la situación que provocó.
Este motorista agrede con un manotazo al conductor de un carro, quien responde sacándole un machete.
Un caso extremo es el de este individuo que recurre nada más y nada a un pico y agrede al conductor de un carro y por suerte….lo hizo con la parte de madera.
Este conductor asume una actitud abusiva contra otro más débil, tras un leve choque a su carro. Lo somete a varios puñetazos, que provocó que el agredido se armara de valor; tomó un machete en una mano y un tubo en la otra y se le fue encima propinándoles varios golpes y luego le chocó el carro, destruyéndole el bómper delantero.
Las agresiones en vías públicas se dan en todas y llega hasta la autoridad. Así ocurre con este conductor que golpea al agente de la Dirección General de Seguridad en Tránsito y Transporte Terrestre y luego le saca un arma de fuego.