Yencer de los Santos Germosén, un joven de 19 años de origen dominicano y afincado en Oviedo, falleció ayer en la bahía de la playa de San Lorenzo tras intentar rescatar a su pareja, que estaba siendo arrastrada mar adentro.
El joven y su pareja, una chica de 16 años de origen ucraniano, iniciaron su baño en la escalera 2 y la corriente los arrastró hasta las escaleras 0 y 1. La Policía Local aseguró a la familia que el joven se lanzó al agua para intentar rescatar a la chica, que ya se encontraba en apuros.
Fue en el entorno de la iglesia de San Pedro, a la altura de la corriente ‘La Cantábrica’, cuando ambos comenzaron a pedir auxilio. El aviso ciudadano al 112 se realizó a las 15.16 horas y minutos después, una moto acuática del servicio de salvamento acudió al rescate de la joven. La afectada, vecina de El Berrón, consciente y muy nerviosa alertó a los socorristas de la desaparición de su acompañante.
Los testigos del suceso aseguran que instantes antes de que se personaran los socorristas vieron cómo se hundía el joven. «Fue cuestión de segundos», aseguró Enrique Suárez, la persona que dio el aviso a las autoridades. «Fue muy angustioso, la mar estaba muy fea y nadie pudo hacer nada por sacarlos de ahí», subrayó Luisa Martínez, otra testigo del rescate.
El cadáver del joven fue localizado pasada la medianoche por dos personas que paseaban por el entorno de la playa.
Malas condiciones de la mar
El fuerte viento de nordeste, que enturbiaba la mar, el oleaje y la marea, que estuvo subiendo desde las 12.33 hasta las 18.50 horas, fueron una constante en las tareas de búsqueda y rescate, que se prolongaron durante más de seis horas. Socorristas, Salvamento Marítimo, Cruz Roja y bomberos de Gijón y del Principado participaron en la operación. Los helicópteros de Salvamento Marítimo y Bomberos de Asturias actuaron por turnos para peinar la zona desde el aire. También por turnos cuatro buzos realizaban inmersiones en las zonas más rocosas y las embarcaciones de ambos colectivos navegaron sin descanso para tratar de encontrar al joven. No fue posible hasta pasada la medianoche, cuando su cadáver fue avistado cerca de donde había desaparecido.
A última hora de la tarde se sumó al dispositivo una embarcación de la Guardia Civil y posteriormente un equipo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) –unidad del Instituto Armado encargada de la búsqueda y rescate de personas–. El operativo fue seguido muy de cerca por el tío del desaparecido, Antonio Germosén, quien desde las instalaciones del Real Club Astur de Regatas recibía de primera mano las informaciones de la Policía Local. En la central de salvamento, ubicado en la escalera 12, se encontraba el resto de la familia del joven. Su madre, Ana, tuvo que ser atendida por los servicios médicos por sufrir varias crisis nerviosas a lo largo de la tarde. El inicio de las tareas de rescate fue seguido por la alcaldesa de Gijón, Ana González, en la iglesia de San Pedro. Más tarde, el concejal del área de Policía Local, José Luis Fernández, se trasladó a la central de salvamento para acompañar a la familia.
Tras más de seis horas de rescate, el dispositivo de búsqueda quedó suspendido a las 21.15 horas. No obstante, fuentes municipales informaron de la posibilidad de que el helicóptero de Salvamento Marítimo realizase de madrugada un último intento de reconocimiento en el pedrero de San Pedro. La bajamar, una condición muy favorable para este tipo de tareas, fue a la una de la madrugada. Poco antes, un joven que se encontraba en la zona avistó el cuerpo sin vida en el agua.
Su familia, que abandonó destrozada las instalaciones de salvamento, se había ido a su casa con la esperanza de encontrar al joven desaparecido. Su madre, que tuvo que ser nuevamente atendida por los servicios médicos cuando le notificaron la paralización de las tareas de búsqueda, no encontraba consuelo. «La vida se ha ensañado con nosotros, se me fue mi niño precioso», aseguró mientras abandonaba las instalaciones para volver a su domicilio. Su tía Lourdes, aseguró a EL COMERCIO que «no hay consuelo para una situación tantriste».