Un motivo frecuente de preocupación, pero del cual cuesta hablar, son los temas que tienen que ver con la sexualidad. Incluso en la actualidad, después de pasar por el periodo de la revolución y liberación sexual del mundo occidental de los años 60 y 70 del siglo XX, sigue siendo un tema tabú para muchos.
La sensación de vergüenza para hablar de este tópico, juega un rol importante y limita muchas veces a los pacientes. Puede ocupar varias sesiones o consultas adquirir la confianza y el valor para preguntar sobre las preocupaciones que se tiene sobre la vida sexual.
Un aspecto importante es el deseo sexual, hablar de esto puede ser difícil. En el deseo sexual mucho hay de la relación de pareja, relación de pareja, y del estado emocional de quien lo sufre. Es el encuentro del deseo sexual de dos personas, de sus expectativas y de los cambios que ocurren con el tiempo.
Trastorno del interés y exitación sexual femenino en mujeres y en hombres deseo sexual disminuido
Hay una condición en salud mental que se caracteriza por tener un deseo sexual disminuido, que en el caso de la mujer se denomina trastorno del interés y excitación sexual femenino y en el hombre deseo sexual disminuido del varón.
Lo fundamental en este trastorno es la disminución franca o incluso absoluta del deseo sexual, que se evidencia en una reducción de las fantasías sexuales y eróticas, la falta de respuesta a la búsqueda sexual que hace la pareja y el desinterés por buscar el encuentro sexual.
Un aspecto importante, es que estas manifestaciones generalmente no aparecen por un corto periodo de tiempo y tienden a tornarse una situación crónica.
Por definición para poder establecer este diagnóstico, esta disfunción debe estar presente por un período de tiempo de al menos 6 meses.
Factores que pueden disminuir el deseo sexual
Esta dificultad puede estar presente desde siempre, o por el contrario ser algo adquirido, en este último caso la persona debe haber tenido, momentos de su vida con un deseo sexual satisfactorio.
Para hacer el diagnóstico se deben descartar otros problemas de la esfera mental que afectan la sexualidad como por ejemplo la depresión, los trastornos de ansiedad y el estrés o bien conflictos emocionales no resueltos con tu pareja.
Debe evaluarse también la posibilidad de enfermedades de otros órganos y sistemas, como problemas ginecológicos y urinarios, trastornos hormonales como niveles bajos de testosterona o cambios hormonales de la menopausia e incluso algo relativamente frecuente como los es el uso de sustancias (bebidas alcohólicas) o los efectos secundarios de distintos medicamentos.
El dolor durante las relaciones sexuales o la falta de orgasmos también pueden dificultar el deseo sexual, así como enfermedades no sexuales también afectan el deseo sexual, como la artritis, el cáncer, la diabetes, la presión arterial alta, la enfermedad de las arterias coronarias y las enfermedades neurológicas.
Si sientes que estás pasando por un periodo importante de insatisfacción con tu vida sexual, particularmente desinterés y falta de deseo, puedes hablar con tu proveedor de salud, él está para escucharte y está capacitado para orientarte.
Fuente: La Opinión