Una de las científicas más destacadas en la historia española, Margarita Salas, ha fallecido este jueves a los 80 años, a causa de una parada cardíaca, según han contado fuentes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIF) a Efe.
Salas, de profesión bioquímica, consagró la mayor parte de su vida a la investigación, por cuyos trabajos ha recibido numerosos reconocimientos y ocupado importantes cargos en su dilatada carrera, entre los que destacan sus doce títulos de doctora honoris causa en universidades española o su membresía de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Su prematura carrera en tiempos en los que las mujeres lo tenían muy complicado para abrirse paso en la comunidad científica fue un espejo en el que mirarse para miles de estudiantes e investigadoras españolas.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha subrayado la “inspiración para miles de mujeres que luchan por alcanzar el lugar que merecen en la ciencia”, que supone la trayectoria de Salas, de quien también ha dicho fue un “orgullo para todo un país que le agradecerá siempre su inestimable contribución a la investigación en España”.
Los principales líderes políticos a nivel nacional, como Pablo Iglesias, Pablo Casado y Albert Rivera también han enviado mensajes de recuerdo y condolencias a la difunta y su familia.
El responsable de Ciencia en funciones, Pedro Duque, ha recordado a Salas como una “mujer pionera, clave en los grandes avances de la bioquímica y la biología molecular que han propiciado el progreso de la humanidad”.
Toda una vida abriendo puertas
Pionera de la genética molecular en España y académica de la lengua entre otros muchos logros, Salas comenzó su carrera tras doctorarse en bioquímica en 1963 bajo la tutela del novel español Severo Ochoa en Nueva York.
De su experiencia americana se trajo la idea de fundar un grupo de investigación en genética molecular a España, donde realizó el que probablemente sea el hallazgo más importante de su carrera: el método de la ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29.
La invención de este procedimiento agilizó y simplificó el proceso de amplificación del ADN (la obtención de ‘fotocopias’ de un mismo fragmento) y se ha demostrado muy útil en campos tan diversos como la medicina forense, la oncología o la arqueología, según recordaba el CSIC, institución a la que pertenecía, en una nota.
Este descubrimiento, que registró, aún sigue siendo la patente más rentable en la historia del CSIC y supuso la mitad de los ingresos del organismo entre 2003 y 2009 fecha en la que expiró definitivamente.
Salas ingresó en la RAE en 2001 convirtiéndose en la primera mujer científica en hacerlo. Allí ocupó el sillón i “de la investigación que ha llenado toda mi vida”. En su discurso de aceptación dijo tener “cierto complejo de pionera”, en referencia a todos los ámbitos en los que debió abrirse paso sin ningún referente femenino.
Su último reconocimiento le vino de la Oficina Europea de Patentes, que le otorgó el pasado junio el premio Inventor Europeo de honor por toda una carrera consagrada a la ciencia.
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