Las protestas en el Líbano cumplen casi dos semanas con un aumento de la tensión que se vio reflejada hoy en enfrentamientos entre manifestantes y vecinos en varias partes de Beirut por el corte de carreteras.
En el decimotercer día de protestas, algunos vecinos de Beirut han desmontado tiendas de campaña plantadas para impedir la circulación y les han arrojado piedras y botellas.
En las inmediaciones del Ring, la céntrica circunvalación de la capital que une Beirut de este a oeste, un grupo de residentes opuestos al bloqueo de las vías atacaron a los manifestantes e intentaron abrir la carretera por la fuerza.
Según la agencia estatal libanesa ANN, seis personas resultaron heridas durante los choques, en los que el Ejército tuvo que intervenir para separar a los manifestantes y vecinos.
Algunos de los ‘vecinos’ coreaban eslóganes a favor del líder del grupo chií Hizbulá, Hasan Nasralá y el jefe del Parlamento, Nabih Berri.
Varias cadenas de televisión libanesas como MTV denunciaron hoy incidentes con periodistas supuestamente agredidos durante los enfrentamientos.
A lo largo de la mañana, centenares de manifestantes se concentraron delante del domicilio del ministro de Telecomunicaciones, Mohmud Choucair y del Ministerio de Finanzas para protestar contra la corrupción.
Mientras tanto, bancos, colegios, instituciones y algunos comercios continúan cerrados.
Las manifestaciones continúan pese al anuncio del Gobierno de un paquete de reformas para atajar los cortes de electricidad, en un país que 29 años después del término de la guerra (1975-1990) no consigue suministrar agua y luz de forma fluida a los ciudadanos.
Georges Corm, economista, escritor y profesor universitario, dijo a Efe que la situación se encuentra en un “punto muerto”.
“Es necesario que el gobierno cambie una política económica que ha llevado al empobrecimiento de la población. Además la subida de impuestos se repercute de modo negativo en el pueblo, que paga los errores de la gente en el poder’, aseveró el economista.
Según el Banco Mundial, una cuarta parte de los libaneses vive en la pobreza y la situación económica continúa degradándose en el país, cuya deuda está estimada en 86.000 millones de dólares, que representa 150% del PIB. EFE