Más de un millón de escolares se han visto afectados por el cierre de más de 1.400 colegios este miércoles en Malasia como consecuencia de la insalubridad del aire provocada por el humo de los devastadores incendios forestales en la vecina Indonesia.
La densa bruma de los fuegos se extiende hasta Malasia y Singapur, cuyas capitales han sido clasificadas hoy por Air Visual como las grandes ciudades con peor calidad de aire del mundo junto a Kuching, población del estado malasio de Sarawak.
Los estados de Malasia donde se han cerrado más centros educativos son Selangor, con 538 escuelas cerradas, Perak, con 303 y Sarawak, con 337, según un comunicado del ministerio de Educación malasio que cifra el total en 1.484 y justifica la decisión para “salvaguardar la salud de los estudiantes y profesores”.
Los incendios se intensificaron desde principios de septiembre y el humo ha provocado también la cancelación y retraso de cientos de vuelos y el cierre de centros educativos en Indonesia, además de disparar el número de infecciones respiratorias, que se cuentan por miles.
Cerca de nueve mil efectivos intentan contener los fuegos en las islas de Sumatra y Borneo, que se extienden gracias a la sequía durante una de las peores temporadas secas en cuatro años, que normalmente transcurre entre junio y septiembre en esas regiones.
Según el científico del Centro Internacional para la Investigación Forestal, Michael Allen Brady, los incendios en zona de turbera, que representan cerca del 40% del territorio quemado, solo podrán ser extinguidos cuando comience la temporada de lluvias en octubre.
La turbera, un territorio protegido en Indonesia y rico en carbono que emite grandes cantidades de dióxido de carbono al ser quemado, continúa quemándose bajo tierra en los incendios más grandes incluso cuando las llamas se han extinguido en la superficie.
El jefe de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB) de Indonesia, Doni Monardo, aseguró hoy en un comunicado que la gran mayoría de los fuegos son provocados por empresas de aceite de palma, madereras y papeleras, además de por pequeños agricultores.
Las autoridades indonesias investigan a decenas de empresas, de las que cinco han sido nombradas oficialmente como sospechosas, y han arrestado a 218 personas.
Éste es el año más seco desde 2015, cuando los incendios quemaron una extensión de 2,6 millones de hectáreas, lo que suscitó una serie de medidas gubernamentales para proteger y restaurar los bosques protegidos y las turberas.
Aquel año, los incendios en Indonesia causaron unas pérdidas valoradas en 16.000 millones de dólares (14.300 millones de euros) y afectaron gravemente la salud de los habitantes de países vecinos como Brunéi, Malasia y Singapur.