El presidente destituido de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, fue detenido este miércoles a las 10:33 hora local, luego de semanas atrincherado en su residencia en el centro de Seúl, tras ser removido de su cargo por su caótica y breve declaración de la ley marcial el pasado 3 de diciembre.
El arresto se produjo en un segundo operativo liderado por la Oficina para los Casos de Corrupción de Altos Funcionarios (CIO) y la policía, quienes irrumpieron en su residencia en Yongsan durante la madrugada, después de un intento fallido de detención a principios de mes que desencadenó enfrentamientos.
El 3 de diciembre, Yoon declaró la ley marcial, una medida inusual y controversial en tiempos de paz, que generó un caos político y social en el país. Este delito de insurrección es el único al que un presidente surcoreano no es inmune mientras ocupa el cargo.
El Parlamento aprobó una moción para destituirlo el 14 de diciembre, despojándolo de sus funciones, aunque aún mantiene técnicamente el título de presidente. El Tribunal Constitucional está evaluando si la destitución será definitiva o si Yoon podría ser restituido en el cargo.
En un comunicado difundido por sus abogados horas antes de la detención, Yoon señaló que decidió comparecer voluntariamente para evitar enfrentamientos violentos entre su servicio de seguridad y las autoridades.
Manifestantes tanto defensores como detractores se congregaron en las inmediaciones de su residencia, con reportes de heridos durante los enfrentamientos.
El presidente destituido también declaró, mediante un video transmitido desde su residencia al momento del arresto, que consideraba “ilegal” la investigación en su contra, pero que decidió salir de su refugio “para evitar un derramamiento de sangre”.
Yoon será trasladado al Centro de Detención de Seúl, ubicado en Uiwang, cercano a la sede de la CIO. Es la primera vez en la historia de Corea del Sur que un presidente en ejercicio es arrestado, marcando un hito en la política del país.
Infobae
Por: Itzel Olivo