Filadelfia (EE.UU.), (EFE).- La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, anunció este domingo su plan para Puerto Rico en un lugar cargado de simbolismo: el barrio de Fairhill, en Filadelfia, conocido como “El Centro de Oro”, epicentro de la comunidad boricua desde hace más de medio siglo.
Dentro del restaurante puertorriqueño Freddy & Tony’s, la expectación era máxima antes de la llegada de Harris.
Los comensales degustaban papas rellenas y alcapurrias con devoción, levantando nerviosos la vista del plato a cada instante, expectantes por ver a la candidata demócrata.
Recibida con una ovación, Harris saludó a los presentes y recordó que quedaban solo nueve días para las elecciones del 5 de noviembre.
Mientras los asistentes la grababan con sus teléfonos, Harris presentó su plan para Puerto Rico, enfocado en mejorar la economía de una isla que ha enfrentado un largo proceso de reestructuración de deuda, un sistema eléctrico inestable, alto desempleo y una emigración masiva hacia Estados Unidos continental.
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Según explicó, el plan incluye la creación de un “grupo de trabajo para las oportunidades de Puerto Rico”, en el que participarán el Gobierno federal, el sector privado, organizaciones sin fines de lucro y líderes comunitarios, con el objetivo de promover el crecimiento económico y generar empleos bien remunerados en Puerto Rico, especialmente para los jóvenes.
Esas propuestas fueron recibidas con entusiasmo por los asistentes, entre quienes se encontraba la alcaldesa de Filadelfia, Cherelle Parker, y figuras latinas destacadas como la concejala Quetcy Lozada, quien representa el distrito que incluye el barrio donde se celebró el evento.
Al finalizar su intervención, Harris se unió al clamor de los asistentes en español: “¡Sí se puede, sí se puede!”.
“Una experiencia única”
Delma Santiago, propietaria del restaurante, confesó que llevaba tres días sin poder dormir por los nervios ante la visita de Harris.
Emocionada tras el evento, Santiago comentó a EFE que “fue una experiencia única”, golpeándose el pecho mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
“Mi voto es 100 % para ella”, aseguró Santiago, rodeada de sus hijos, nueras, nietos y sus cocineros de siempre. “Creo en ella, en lo que dice, en lo que ha hecho en el pasado y en lo que hará en el futuro”, afirmó.
Santiago fundó Freddy & Tony’s en 1980 junto a su esposo, quien falleció en junio de este año.
Como muchos otros, decidieron abrir su restaurante en una esquina del barrio de Fairhill, un denso cúmulo de residencias pegadas pared con pared en donde el 80 % de los vecinos son latinos, en su mayoría de origen puertorriqueño.
Desde su fundación, el restaurante se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan un trozo de Puerto Rico lejos de la isla.
Las paredes están decoradas con imitaciones de las coloridas casas del Viejo San Juan, numeradas -la 4 es verde, la 3 roja- y adornadas con balcones, que lucen pequeñas ranas y banderas puertorriqueñas.
Fuera de las paredes del restaurante, en la mayoría de los comercios se habla español y la música que se escucha tiene ritmos caribeños.
Beatriz Pascual Macías