Con sonrisa y puño arriba fueron llevados al tribunal Hugo Beras y Frank Rafael Atilano Díaz, esposados de la mano, mientras que los demás involucrados en el sonado caso ‘Camaleón‘ seguían impertérritos hacia la audiencia.
Hugo, que había estado muy adusto desde que empezó el proceso, mostró sus dientes, dibujó una sonrisa y lució con el rostro distendido. Al parecer vio a un conocido o pariente, y entonces sonrió.
Su suerte y la de los demás acusados está en manos de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, que hoy podría decir qué va a suceder con ellos: si los manda a cárcel preventiva o si les impone otra medida menos severa.