Amy Schumer ha hablado públicamente sobre su lucha contra el Síndrome de Cushing, un trastorno hormonal que provocó notables alteraciones en su aspecto físico. Y algo que recientemente ha llamado la atención es la apariencia de su rostro, pues se muestra visiblemente hinchado.
El síndrome de Cushing se produce por un exceso de cortisol en el cuerpo, que puede deberse al uso de medicamentos glucocorticoides. Los síntomas incluyen joroba, estrías, pérdida ósea, presión arterial alta y problemas de fertilidad.
La actriz compartió su diagnóstico en febrero, tras la preocupación expresada por sus seguidores que la llevó a buscar ayuda médica.
Schumer explicó que su condición es consecuencia de una producción excesiva de cortisol, también conocida como la hormona del estrés, por parte de su organismo durante un periodo prolongado.
“Han sido un par de semanas locas para mí y mi familia. Aparte de temer por mi salud, también he tenido que estar delante de las cámaras haciendo que Internet intervenga. Pero gracias a Dios por eso, porque así es como me di cuenta de que algo iba mal”, declaró Amy en la página Substack de News Not Noise.
Con la determinación de emplear su vivencia para abogar por la salud de la mujer y cuestionar los estándares de belleza, Schumer ha expresado cómo la crítica y la vergüenza hacia los cuerpos femeninos cambiantes son temas que ella misma ha enfrentado y observado durante un largo período.
Los síntomas del Síndrome de Cushing
Es un trastorno hormonal causado por niveles elevados de cortisol en el cuerpo durante un período prolongado. El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales que ayuda a regular una variedad de funciones corporales, incluyendo el metabolismo, el sistema inmunológico y la respuesta al estrés.
Cuando hay un exceso de cortisol en el organismo, puede desencadenar una serie de síntomas, como aumento de peso, redistribución de la grasa corporal, debilidad muscular, piel delgada y frágil, y aumento de la presión arterial, entre otros.
Este síndrome puede ser causado por diversas razones, como el uso prolongado de esteroides, tumores en la glándula pituitaria o las glándulas suprarrenales, o incluso por factores genéticos. El tratamiento suele implicar la reducción de los niveles de cortisol en el cuerpo, ya sea a través de medicamentos, cirugía o terapia.