Al menos 13 personas, entre ellas varios niños, murieron el domingo en bombardeos rusos contra una región rebelde del noroeste de Siria, el ataque más mortífero de este año en el país en guerra, según una oenegé.
Nueve civiles, dos de ellos menores, murieron en los bombardeos en la provincia de Idlib, la mayoría en un mercado de la ciudad, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
Otras cuatro personas fallecieron en otro ataque, cerca de Idlib, según la misma fuente.
“Seis civiles murieron en Jisr al Shughur y tres combatientes rebeldes murieron en los alrededores en los bombardeos rusos”, precisó a AFP Rami Abdel Rahman, director de la organización, con sede en Reino Unido pero que dispone de una amplia red de fuentes en Siria.
“Estos bombardeos rusos son los más mortíferos en Siria este año y constituyen una masacre”, agregó.
Las fuerzas rusas, aliadas del régimen sirio, bombardearon la provincia de Idlib como respuesta a los ataques con drones de los rebeldes, que mataron a cuatro civiles, dos de ellos niños, la semana pasada.
Rusia es el principal apoyo del régimen del presidente sirio, Bashar al Asad, e interviene militarmente en Siria desde 2015.
Con el respaldo de Rusia e Irán, el régimen sirio ha recuperado la mayoría de territorios perdidos durante la guerra, desencadenada en 2011 por la represión de manifestaciones prodemocracia.
El último bastión de la oposición armada al régimen abarca amplias regiones de la provincia de Idlib y territorios limítrofes de las regiones de Alepo, Hama y Latakia.