Como parte de la serie que realiza el programa N Investigación Periodística sobre supuestos profesionales con títulos falsos, la población conoció el caso de Elizabeth Silverio, pastora y propietaria del Centro Kogland, donde se trataban niños con autismo, pero lo más grave es que se hacía pasar por neurocientífica y doctora en educación con certificados de especialidades y doctorados en universidades cuya falsedad se logró verificar en el reportaje.
Tras ese trabajo, el Ministerio de Salud Pública dispuso el cierre del centro y están realizando una investigación oficial a mayor profundidad, pues de ser encontrada culpable podría enfrentar una pena de dos a 10 años de prisión.
Pero esto es solo la punta del iceberg. Recientemente la programación del espacio televisivo conversó con las madres de los niños y, según sus testimonios, las irregularidades van más allá de falsificación de títulos, estafa y operar sin licencia de Salud Pública ni del Ministerio de Educación.
El testimonio de varias de las estas, cuya identidad protegeremos para evitar represalias, confirma que Elizabeth no solo no contaba con la preparación para ofrecer el servicio y acompañamiento que ofertaba, sino que mostraba un comportamiento que resulta peligroso para cualquier niño con una condición especial.
Una de las madres afectadas por Elizabeth Silverio, cuya identidad se reserva, manifiesta que en ningún momento esta tuvo una calidad humana o una empatía hacia una madre de un niño que tiene autismo y que es un autismo severo.
Otra de las clientas del referido centro indica que pensaba que tenía una esperanza ahí… Pero ella como persona es ruda, es ruda. Me decía que usara la autoridad con el niño
“Tengo un sobrino que conoce a un familiar de ella y dijo Ay, por fin, mira, ya le descubrieron la mentira a la loca de Elizabeth”, señaló otra.
Estas madres cuyos niños con trastornos del Espectro Autista estuvieron en el Centro de Terapias Neurocognitivas y Psicopedagógicas Kogland, se refieren a Elizabeth Silverio quien no ha podido demostrar que es neurocientifica.
Sin ningún aval académico la supuesta especialista llegó hasta a participar en las vistas públicas del Senado para el Proyecto de Ley de Atención, Inclusión y Protección para las Personas con Trastorno de Espectro Autista, aprobado el pasado 3 de mayo.
Una de las denunciantes señaló que la supuesta especialista decide independizarse y crear un centro paralelo que es Kogland”. Kogland, incluso tenía una línea gráfica y logo sumamente parecidos a los Cogniland, Esta semana, luego del reportaje, Cogniland emite este comunicado en el que establece que “si bien es cierto que Elizabeth Silverio formó parte de esa institución, fue desvinculada el 9 de diciembre de 2021 por decisión de nuestra administración”.
No abundan en los detalles pero nos resulta sorprendente como este centro se dejó engañar y permitió que una especialista con títulos falsos formara parte de su personal. Pero de acuerdo a fuentes, la causa por la que fue desvinculada fue por un desfalco de más de 800 mil pesos de padres que depositaron pagos de mensualidad y materiales a su cuenta personal.
“Tenía mi hijo diagnosticado, pero ella te exige una evaluación. Por esa primera entrevista con mi esposo y conmigo, ella nos cobró 5000. Luego para lo que es la evaluación del niño. Ella cobra RD$ 15 mil.”, indica una de las madres.
En el caso de su hijo, fue diagnosticado por primera vez con autismo leve no verbal en un reconocido centro, pero otras familias tuvieron la mala fortuna de que el primer diagnóstico se los hiciera esta supuesta neurocientífica.
Basilia Ortiz, quien es otra de las madres entrevistadas recientemente dice que Ella personalmente, Elizabeth diagnosticó a la niña, ella le diagnosticó autismo del grado Asperger.
“Ella nos emitió el digsnotico que nos decía que la niña es Asperger, pero en realidad la niña no es Asperger. La niña tiene un grado de autismo moderado a severo”, dice.
Explica que luego le prescribe que la niña debía recibir terapias y clases los cinco días de la semana y debía pagar 34 mil pesos mensuales durante un año, una cifra elevadísima para ella, quien no trabaja para cuidar a su niña de 3 años y el padre de esta, que es taxista.
Es oportuno destacar que según uno de los documentos al que tuvimos acceso, indica que los programas de terapia tenían un costo mensual de 12,500 a 20 mil pesos, los programas de preescolar y académico terapéutico, de 18,500 pesos a 35 mil pesos y los procedimientos neurocientíficos como evaluaciones, estimulación temprana y retraso del habla iban desde 3 mil pesos hasta 14 mil pesos. Ante este escenario, decide buscar otras alternativas, sin imaginarse que no le aceptarían como certificación el diagnostico hecho en Kogland.
“No me la aceptaron en ningún lugar. Yo fui al CONADI, me dijeron que no, no me la aceptaron, la llevé al CAID y no me la aceptaron. La llevé a la Fundación Dominicana de Autismo, no me la aceptaron”, establece Ortiz al conversa con la producción de N Investigación Periodística
En ese momento, nuevamente la desesperanza toca el hogar ya que hicieron un esfuerzo extraordinario para recaudar el dinero de una primera evaluación que no les sirvió para nada.
“El papá de la niña, lo que es taxista y el duro reuniendo 9.000 pesos y primero reunión en como en un día o dos días, dos días de trabajo. Reunió lo que fue la consulta, la primera consulta y después duró varios días para reunir. Lo único que reúnen fueron los 9.000 $. Las otras partes a la dividieron entre la familia y así fue que se consiguieron los 15.000 $ para pagar ese diagnóstico”, señala la madre describiendo los esfuerzos que realizaron para reunir los recursos que necesitaban para el proceso.
Una tragedia similar vivió otra madre que denuncia que su hijo de 9 años fue suspendido el 5 de septiembre de 2022 por retraso en el pago. Pero esto no es lo más grave, pues esta otra madre denuncia que durante el tiempo que su hijo estuvo en el centro, fue víctima de maltrato.
“Maltratos verbales. Y castigo dejarlo encerrado en un aula. Hubo un día que yo lo recibí en la casa. Y cuando yo lo veo dar la comida, yo de repente lo veo a él escudándose. Sabe lo que escudarse cuando. Cuando le digo Ven”, señala Pamela Sánchez.
Establece que el maltrato también fue confirmado por una exempleada del centro.
Denuncias similares se han registrado en las redes sociales.
“ella está siendo procesada por la corte ahora mismo. Nosotros la sometimos. Vivo en Nueva York pero mi primo la llevó a la corte a ella. Hay niños que han sido maltratados en ese lugar. De hecho sacamos al hijo de mi primo…el niño llego a la casa con moretones, con golpes en la espalda y confesó que una de las maestras del lugar estaba golpeando no solo a él sino a otros niños”, dice un video que circula en la redes sociales.
Por si fuera poco, afirma que la supuesta especialista no solo usurpó las funciones de doctora en neurociencias y educación, sino que llegó mucho más lejos al punto de recetar medicamentos.
“Ella me dio una indicación con el medicamento llamado risperidona. Es un medicamento para la esquizofrenia. Un medicamento para bajarle la hiperactividad a los niños. Cosas que a mí no me gusta. Porque con la alimentación sana, los niños pueden tener una mejor Avance” dice.
Establece que nunca llegó a comprar el medicamento por recomendación del neurólogo del niño. Ya hemos visto irregularidades que van desde diagnósticos fallidos, maltratos y prescripción de medicamentos. En resumidas cuentas, personas que en lugar de ayudar al desarrollo de las capacidades de los niños, terminaban contribuyendo a su deterioro cognitivo.
Reportaje completo en el siguiente enlace: