La vida de Pedro Castillo ha dado un giro de 360 grados en un año. A horas de la Navidad del 2021, el entonces expresidente de la República brindaba un mensaje a la Nación desde Palacio de Gobierno. Nada hacía presagiar que 365 días después estaría recluido en el penal de Barbadillo, donde cumple 18 meses de prisión preventiva por el autogolpe de Estado fallido contra el Congreso.
“Esta noche reine la paz y tranquilidad en todos los hogares. Hagamos que esta Navidad sea un espacio para fortalecer la unidad del pueblo peruano”, exclamó en un inicio. Luego, Castillo Terrones emplazó a la población a “tener fe y confianza” respecto al futuro del país que por esta época había mucha incertidumbre por el inicio de la tercera ola del coronavirus y los graves cuestionamientos contra su gobierno.
“El Perú es más grande que sus problemas. Nuestro pueblo es, quien con su esfuerzo cotidiano, nos ofrece la certeza de que todo puede mejorar. Los invito a tener fe y confianza en el futuro del país”, sostuvo. El entonces jefe de Estado agradeció que le permitieran ingresar a sus hogares para que siga con su lucha contra la discriminación y odios.
“Agradezco que me dejen ingresar a sus hogares para desearles una Feliz Navidad. Trabajamos para mejorar la condiciones de vida de los peruanos, en especial de los vulnerables. Renuevo nuestro compromiso de luchar contra la discriminación y odios”, sentenció
Luego de emitirse el mensaje grabado, Castillo viajaría a la ciudad de Cajamarca para pasar la Navidad junto a su esposa Lilia Paredes, sus hijos, padres y hermanos. Era la última cena familiar antes del 2022 que le depararía en el terreno político y judicial. INFOBAE