Las emisiones de CO2 derivadas del consumo de energías fósiles -petróleo, gas y carbón- alcanzarán un nuevo récord en 2022, según un estudio publicado este viernes durante la COP27 de Egipto.
Las emisiones totales de gas de efecto invernadero, incluyendo las procedentes de la deforestación, alcanzarán 40.600 millones de toneladas, justo por debajo del nivel récord de 2019, según las primeras proyecciones publicadas para este año 2022 por los científicos del proyecto Global Carbon.
Eso significa que a ese ritmo, sólo queda un 50% de posibilidades de evitar que el calentamiento global supere 1,5º C en los próximos nueve años, de acuerdo con el estudio.
La emisiones de CO2 de origen fósil “aumentarán un 1% respecto a 2021, para alcanzar 36.600 millones de toneladas, un poco por encima de los niveles de 2019, antes del covid-19”, aseguran los cálculos del Global Carbon project.
El aumento se ve motivado principalmente por el consumo de petróleo (+2,2%) y de carbón (+1%), y la recuperación del tráfico aéreo.
– Conjunción de factores –
“Se junta dos factores, la continuación de la recuperación postcovid, y la crisis energética” derivada de la invasión de Ucrania por Rusia, explica a AFP Glen Peters, uno de los autores del estudio publicado en la revista Earth Systems Science Data, con motivo de la COP27 en Sharm el Sheij.
El equipo del Global Carbon project, que reúne a más de 100 científicos de 80 instituciones, calcula cada año las emisiones de CO2, el principal gas causante del calentamiento.
Según las proyecciones, las emisiones de gases de efecto invernadero deberían reducirse un 45% de aquí a 2030 para cumplir con el objetivo principal del Acuerdo de París de 2015: limitar la subida de la temperatura a 1,5 ºC respecto a la era preindustrial.
Pero con el calentamiento que ya ha ocurrido (+1,2°C), las catástrofes climáticas se están multiplicando en todo el mundo, como quedó de manifiesto este año a base de canículas, sequías, inundaciones e incendios.
“Hemos logrado ciertos avances”, matiza la climatóloga Corinne Le Quéré, otra autora del informe, quien destaca que la trayectoria de aumento de las emisiones derivadas de energías fósiles pasó de un 3% anual en los años 2000 a 0,5% por año en la última década.
– Invertir la curva –
“Hemos demostrado que la política climática funciona. Pero sólo una acción concertada del nivel de lo que se hizo frente al covid puede invertir la curva”, insistió.
Entre los mayores contaminadores mundiales, el repunte más fuerte de emisiones de origen fósil en 2022 se dará en India, con un aumento del 6%, a causa del consumo de carbón. En Estados Unidos el incremento será del 1,5%.
En China se espera que estas emisiones se reduzcan un 0,9%, tras la fuerte caída de inicios de año debida a los confinamientos anticovid y la crisis del sector inmobiliario.
La Unión Europea, afectada por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania, observará una caída del 0,8%.
En el resto del mundo habrá un aumento del 1,7%, principalmente alimentado por la recuperación del tráfico aéreo.
Además, el calentamiento está impactando en los pozos de carbono naturales, que desempeñan un papel fundamental para atenuarlo.
La absorción de CO2 por los sumideros terrestres se ha reducido un 17% y la de los océanos un 4% en la década 2012-21.
A causa de las múltiples crisis, el 2022 no será un año típico del que se puedan extraer lecciones claras, apuntan los investigadores.
El aumento del 1% no es tal vez “una tendencia a largo plazo”, estima Corinne Le Quéré. Pero “las emisiones no bajan como deberían”.