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Muerte súbita: el 80% de los casos ocurre por no atender las señales previas

Cada año se registran 40 mil casos de muerte súbita en la Argentina y el 70% se produce fuera del ámbito hospitalario. En los casos de muerte súbita, la persona fallece de forma repentina en una persona sin antecedentes clínicos de enfermedad conocida.

Causa 3 millones de fallecimientos anuales en todo el mundo, con una incidencia global de 1 a 2 por cada 1.000 habitantes. Para entenderlo en forma sencilla, ocurren 1.000 episodios por día o 1 por minuto. En Argentina se registran más de casos diarios, según datos publicados por el Ministerio de Salud de la Nación.

Se tiende a pensar que estos hechos son fortuitos o inevitables. Sin embargo, se trata de una falsa creencia. En más del 80% de los casos, hubo señales previas que no fueron atendidas o factores de riesgo que no fueron detectados a tiempo por falta de controles. Para concientizar y fomentar la prevención, del 20 al 27 de agosto se celebra la Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita.

“La muerte súbita es una muerte inesperada, que sorprende porque la víctima no estaba enferma. Si bien hay muchas definiciones, lo más importante para comprender esta condición es saber que es repentina y en personas aparentemente sanas”, precisó el cardiólogo Fernando Scazzuso (MN 83.184), jefe de Electrofisiología y Arritmias de ICBA Instituto Cardiovascular.

El tiempo que una víctima de paro cardíaco puede estar sin asistencia es de 4 minutos (Getty Images)

Los cuadros agudos que preceden a la muerte súbita en muchos casos pueden ser revertidos si se cuenta con los recursos necesarios y quienes rodean al paciente saben cómo actuar y lo hacen a tiempo.

En ese sentido, el doctor Scazzuso explicó que “las autopsias de estas personas demuestran la presencia de enfermedad cardíaca entre el 80% y 90% de los casos. Esto muestra que la muerte súbita no se da en personas sanas, sino en personas con enfermedad cardíaca no conocida antes de que ocurra el evento”, sostiene.

El experto del ICBA remarcó otra distinción: muerte súbita y paro cardíaco resucitado no hacen referencia al mismo concepto, ya que en el segundo caso la víctima es asistida con resucitación cardiopulmonar y restituye el ritmo cardíaco. “Sería deseable desde un punto de vista sanitarista que no haya nunca más una muerte súbita a pesar de que sigamos observando casos de paros cardíacos. Es decir, nuestra utopía debiera ser: poder recuperar todos los paros cardíacos e impedir que degeneren en muerte súbita”, señaló Scazzuso.

Diversos estudios clínicos indican que la mitad de los casos relevados de muerte súbita presentaron síntomas en las 24 horas previas. Pero estos síntomas fueron inespecíficos lo que disminuyen las chances de hablar de una señal premonitoria. “Sin embargo, la presencia de dolor de pecho, la falta de aire repentina y/o la pérdida del conocimiento deben motivar la consulta con el médico para descartar o confirmar la gravedad del cuadro”, afirma Scazzuso.

¿Cómo se produce la muerte súbita?

La muerte súbita causa 3 millones de fallecimientos anuales en todo el mundo, con una incidencia global de 1 a 2 por cada 1.000 habitantes (Getty)

La muerte súbita tiene dos mecánicas: se genera por la falta de oxígeno a nivel del músculo cardíaco o por una inestabilidad eléctrica del corazón. En el primer caso, el miocardio deja de funcionar de manera coordinada y genera una arritmia que en segundos provoca que el corazón se detenga, un paro cardíaco. “El corazón deja de contraerse y por lo tanto de bombear sangre. No hay pulso, no hay presión. No hay vida”, explicó Scazzuso. En general, estos casos se dan a partir de los 45 años.

La obstrucción de las arterias coronarias es lo que provoca la falta de oxígeno. “Esto ocurre en el 80%-90 % de los casos. Por lo tanto, la enfermedad coronaria es la principal causa del paro cardíaco. Más específicamente, la enfermedad coronaria aterosclerótica: el depósito de grasas genera una obstrucción progresiva de las arterias del corazón por donde debe circular la sangre que lleva el oxígeno y los nutrientes”, detalló el especialista del ICBA.

En los casos de inestabilidad eléctrica, “la persona padece una alteración genética que se manifiesta desde su nacimiento y que pone en riesgo su vida provocando la arritmia que lleva al paro cardíaco. Estas enfermedades son: el síndrome de QT prolongado y el síndrome de Brugada. Otras alteraciones genéticas provocan enfermedades del músculo cardíaco propiamente como son la miocardiopatía hipertrófica o la displasia arritmogénica del ventrículo derecho (DAVD) que en un pequeño porcentaje de casos presentan paro cardíaco”, especifica.

Estos casos se presentan en general a partir de la adolescencia, sin embargo es importante destacar que la alteración genética puede ser detectada en forma precoz, lo que permite desarrollar estrategias de prevención en los pacientes una vez que son diagnosticados.

Del 20 al 27 de agosto se celebra la Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita para concientizar y prevenir (Getty Images)

¿Cómo prevenir la muerte súbita?
En los casos potencialmente provocados por falta de oxígeno en el miocardio es importante controlar los 5 factores de riesgo coronario: tabaquismo, presión alta, obesidad, diabetes y colesterol alto. Para el segundo grupo, lo esencial es la consulta de rutina con el pediatra para detectar a tiempo las alteraciones que pueden provocar la inestabilidad eléctrica del corazón.

“La mejor estrategia de prevención es evaluar a las poblaciones en riesgo, que son aquellas personas con factores de riesgo coronario no controlados, con enfermedad coronaria conocida, con alteraciones en el electrocardiograma o con antecedentes de muerte súbita en la familia”, señaló el cardiólogo del ICBA.

Consultado sobre el vínculo entre la muerte súbita con la actividad física y los deportes, Scazzuso destacó que “conocer cuál es nuestro estado de salud previo al inicio de un actividad física es obligatorio. Cada médico hará la evaluación en base a si la actividad será recreacional o competitiva. Por otra parte, las diferentes federaciones deportivas tienen su protocolo de evaluación para cada caso”.

4 minutos para salvar la vida

Los cuadros agudos que preceden a la muerte súbita en muchos casos pueden ser revertidos si se cuenta con los recursos necesarios y quienes rodean al paciente saben cómo actuar y lo hacen a tiempo (Getty Images)

El tiempo que una víctima de paro cardíaco puede estar sin asistencia es de 4 minutos. “Esto se debe a que la muerte neuronal aumenta exponencialmente con el paso del tiempo debido a la falta de oxígeno y es irreversible. De allí la importancia de que cualquier persona cercana a la víctima inicie la resucitación cardiopulmonar mientras aguarda la llegada del equipo profesional de rescate”, indicó el especialista.

Además de iniciar la resucitación, se debe llamar al 107 para solicitar asistencia médica urgente. Vale aclarar que el número de emergencia es el 107 y no el 911, una confusión habitual que suele estar vinculada al uso de ese número en películas y series de los Estados Unidos.

“Si la víctima se encontrara dentro de un área cardio-protegida, debe utilizarse el desfibrilador externo automático (DEA) ya que la tasa de resucitación aumenta significativamente. Por ejemplo si se utiliza el dispositivo dentro de los tres minutos la posibilidad de que la víctima llegue con vida al hospital es del 70%”, agrega. La muerte súbita tiene dos mecánicas: se genera por la falta de oxígeno a nivel del músculo cardíaco o por una inestabilidad eléctrica del corazón (Getty Images)

Prevención hecha ley
La disponibilidad de desfibriladores es uno de los grandes avances de la reciente reglamentación de la ley 27.159, que fue aprobada 2015 y reglamentada este año. El Desfibrilador Externo Automático (DEA) es un dispositivo eléctrico portátil capaz de identificar y tratar las arritmias ventriculares automáticamente mediante una descarga eléctrica con la finalidad de restablecer el ritmo cardíaco normal. Su principal ventaja es que es seguro y efectivo en manos de personal no entrenado.

Los espacios públicos o privados que deben contar con DEA son aquellos donde se practica actividad física competitiva y/o recreativa; los establecimientos carcelarios (incluidas centrales de policía y comisarías) y cuarteles de bomberos; los efectores de Salud con ciertas características; los espacios con capacidad, concentración o circulación de más de 1.000 personas por día y las aeronaves, embarcaciones o trenes de larga distancia con capacidad para 100 o más personas.

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