Con la promesa de mejorar los derechos de las mujeres y ayudar a los pobres a acceder a la salud y la educación, Francia Márquez acompañó a Gustavo Petro como su formula presidencia. Y hoy se convirtió en vicepresidenta de Colombia.
Esta madre soltera, negra, feminista, ambientalista y activista de un municipio minero muy pobre en el Pacífico colombiano, fue el fenómeno electoral de la campaña luego de obtener la tercera mayor votación en las primarias de marzo, por encima de políticos tradicionales.
Esta madre soltera, negra, feminista, ambientalista y activista de un municipio minero muy pobre en el Pacífico colombiano, fue el fenómeno electoral de la campaña luego de obtener la tercera mayor votación en las primarias de marzo, por encima de políticos tradicionales.
El cargo de vicepresidente es nebuloso en Colombia, país en el que los presidentes son libres de asignar ministerios u otras responsabilidades a su segundo al mando. Petro es conocido como un gestor obstinado, que chocó repetidamente con los funcionarios cuando fue alcalde de Bogotá.
Según las promesas de campaña, Márquez, que nunca ha ocupado un cargo de elección popular, lideraría un nuevo ministerio de igualdad. “Si Petro reniega de los planes para dar a Márquez un papel para la formulación de políticas o microgestiona sus decisiones, los dos podrían chocar una vez en el Gobierno”, dijo a Reuters Gimena Sánchez-Garzoli, directora de los Andes en el Centro de Estudios de la Oficina de Washington para América Latina.
“Él siempre ha puesto lo que cree que es más importante, o su idea de lo que deberían ser las cosas, antes de conseguir realmente un consenso total con los demás”, dijo Sánchez-Garzoli, asegurando que Petro y Márquez “se enfrentarán” si él la margina.
Márquez, que quedó en segundo lugar detrás de Petro en las primarias de la coalición del izquierdista Pacto Histórico en marzo, con 783.000 votos, tiene un importante apoyo por sus propios méritos, opinó Sánchez-Garzoli, al recordar que obtuvo más sufragios que el ganador de las primarias del centro.
Para Daniela Cuéllar, de FTI Consulting, Márquez podría ser una ayuda crucial para el desarrollo económico, al servir de enlace entre la población local, a menudo escéptica, y las grandes empresas.
“Márquez podría ayudar a las empresas a tener un intermediario respetado por las comunidades en el gobierno, lo cual podría ayudar a las empresas a identificar y a trabajar temas de interés común con las comunidades”, aseguró.
Fuente: La Tercera