Recolectaron muestras de sangre y tejido de 93 macabíes y sábalos en el área, y encontraron que cada uno tenía un promedio de siete medicamentos en su sistema, incluidos antidepresivos, medicamentos para la presión arterial, medicamentos para el tratamiento de la próstata, antibióticos y analgésicos.
Un pez incluso tenía un total de 17 medicamentos diferentes en sus tejidos, encontró el estudio , y los investigadores encontraron productos farmacéuticos en las presas del macabí, incluidos cangrejos y camarones.
Estas drogas pueden afectar todos los aspectos de la vida de los peces, incluidos sus hábitos de alimentación, sociabilidad y comportamiento migratorio, lo que amenaza la población de bonefish que ya está disminuyendo en el área.
“Estos hallazgos son realmente alarmantes”, dijo en un comunicado Jennifer Rehaga, ecóloga costera y de peces y profesora asociada de la universidad.
“Los productos farmacéuticos son una amenaza invisible, a diferencia de las floraciones de algas o las aguas turbias”, explicó.
“Sin embargo, estos resultados nos dicen que son una amenaza formidable para nuestras pesquerías y resaltan la necesidad apremiante de abordar nuestros problemas de infraestructura de aguas residuales de larga data”.
El estudio se produce solo tres años después de que un estudio similar en Australia descubriera que la fluoxetina, el ingrediente principal del antidepresivo Prozac, interrumpe el comportamiento de búsqueda de alimento de una especie de pez mosquito de agua dulce, Gambusia holbrooki, que se encuentra en las vías fluviales tanto en los Estados Unidos como en Australia.
Los investigadores descubrieron que exponer tanto a los peces individuales como a sus grupos sociales, llamados “bancos”, a diferentes niveles de fluoxetina no tuvo ningún efecto aparente en los peces solitarios.
Pero como grupo, encontró el estudio publicado en la revista Biology Letters en 2019, los peces mosquito relajaron su comportamiento de caza y comieron menos alimentos en general cuando se expusieron a altos niveles de la droga, que permanece activa incluso en dosis bajas y puede liberarse constantemente.
Mientras tanto, el estudio de la Universidad Internacional de Florida informa que cada año se presentan casi 5 mil millones de recetas en los EE. UU., con IQVIA informando que en 2020, se dispensaron un total de 6,3 mil millones de recetas.
Sin embargo, todavía no existen regulaciones ambientales para la eliminación de los productos farmacéuticos, que pueden liberarse a través de la orina y terminar en cuerpos de agua dulce como lagos y ríos porque los sistemas de tratamiento de agua no pueden filtrar completamente los rastros de la droga.
Fuente: DailyMail
