Recientes hallazgos científicos permiten dilucidar los mecanismos por los cuales los perros son capaces de orientarse para regresar a casa a través de enormes distancias.
Estas investigaciones sugieren que usan el campo magnético de la Tierra para desplazarse y poder orientarse ubicando su destino final.
Los perros tienen una extraña e importante habilidad para encontrar el camino a casa usando su increíblemente desarrollado sentido del olfato y hasta su memoria visual del paisaje, pero agregarían una ancestral herramienta de orientación, aunque novedosa para el conocimiento del ser humano, que estaría desde siempre a su disposición: el campo magnético de la Tierra.
Los pájaros, las ballenas y los delfines también usan ese llamado sexto sentido, la magnetorecepción, para trazar, orientar y dirigir sus extensas migraciones.
El campo magnético actúa proporcionando un marco general de referencia, imprescindible a la hora de emprender largas travesías y posiblemente, éste sea el componente más importante que no tuvimos en cuenta en nuestro panorama actual sobre el comportamiento y la cognición de los mamíferos.
Se utilizaron aparatos GPS para estudiar cómo los perros se desplazaron a lo largo de travesías. En la experiencia se utilizaron perros de caza como los terrier y los dachshunds (salchichas), entrenados para encontrar presas en bosques muy tupidos y de difícil acceso, y luego hallar el camino de regreso al punto de partida.
Casi todos los perros volvieron sobre sus pasos hasta su punto de liberación guiados por su propio olor y complementados por la imagen visual del paisaje. Lo llamativo fue que un tercio de los perros tomaron por una ruta diferente en el camino de retorno a casa.
En esos viajes, la mayoría de los perros comenzaron corriendo por alrededor de veinte metros a lo largo de un eje norte-sur de la Tierra, incluso cuando la dirección de su destino no se alineaba con esa orientación.
Esta corrida a modo de brújula les permite a averiguar dónde están el norte y el sur magnéticos, y cómo están ubicados con relación con esos puntos, demostrando una impronta genética desconocida hasta hoy.
Este recorrido posibilita registrar el mapa mental por medio de una especie brújula magnética biológica y establecer así el rumbo adecuado del animal.
Por Infobae