Dos nuevas especies de ranas de cristal fueron descubiertas por científicos estadounidenses y ecuatorianos. Estos anfibios tienen la particularidad de contar con su parte inferior translúcida, con lo cual se puede observar el funcionamiento de sus órganos internos. El lugar donde fueron halladas es en los Andes tropicales de Ecuador, zona donde existe una gran cantidad de yacimientos mineros. Es por eso que los expertos advierten que podrían estar en peligro de extinción.
Becca Brunner, coautora del estudio donde se detallan estas nuevas especies de ranas de cristal que fue publicado en la revista PeerJ, afirmó: “Muchos de estos sitios son increíblemente remotos, lo cual es una de las razones por las que pudimos descubrir nuevas especies”. En ese sentido, aseguró que con solo “caminar un par de kilómetros sobre una cresta y se puede encontrar una comunidad de ranas diferente de donde empezaste”.
El lugar al que hace referencia la experta son los Andes tropicales de Ecuador, siendo que es en la costa occidental de América del Sur donde los expertos lograron identificar un gran número de plantas y animales autóctonos, las cuales solo pueden encontrarse en dicho lugar.
Los nombres científicos de estos anfibios son la rana de cristal de Mashpi (Hyalinobatrachium mashpi) y la rana de cristal Hyalinobatrachium nouns; las cuales habitan en condiciones similares. Es decir que viven a una altitud similar, con condiciones de humedad y temperatura muy semejantes.
Pese a su parecido, los expertos pudieron determinar, mediante análisis de ADN, que ambos tipos de ranas son especies nuevas y diferentes entre si; ya que su composición genética es distinta. Sin embargo, ambas miden entre 1,9 y 2,1 centímetros desde la nariz hasta su cloaca y su lomo es de un color verde lima, con puntos negros alrededor de manchas amarillas.
El aspecto en común, y por lo cual son denominadas ranas de cristal, radica en que su parte inferior (vientre) es traslúcido, con lo cual se puede observar el funcionamiento de sus órganos: corazón (rojo), hígado (blanco) y su sistema digestivo. Es más, en el caso de las hembras también se puede notar los huevos, que se muestran de color verde.
Asimismo, los científicos señalaron que la mayor parte de los individuos de estas especies fueron detectados en la parte inferior de las hojas, lugar en el cual las hembras ponen sus huevos y donde, junto con el macho, permanecen cuidándolos.
Recién halladas y ya en posible peligro de extinción
Más allá del descubrimiento, los científicos ya elevaron la voz y adelantaron que estos anfibios pueden encontrarse en peligro de extinción. El lugar donde fueron halladas estas nuevas especies se encuentra cerca de los yacimientos mineros en los Andes en Ecuador. Con lo cual, solicitaron que estas nuevas ranas de cristal sean incluidas dentro de la lista de especies en peligro de extinción.
Las especies en peligro de extinción deben constar con las pautas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la organización que realiza la denominada Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Una suerte de catálogo que rastrea y reúne en qué estado de conservación se encuentran animales y plantas.
Los expertos detallaron que estas ranas de cristal habitan en zonas boscosas que padecieron deforestaciones vinculadas con la agricultura, ya que las condiciones de humedad y temperatura de la región convierten en lugar en el más elegido por los agricultores. Otra acción que pone a estos anfibios en peligro, ya que su respiración no es mediante branquias o pulmones, sino cutánea. Por esta particularidad pueden respirar bajo el agua, ya que se genera un proceso de intercambio de gases mediante la piel, dejándolas vulnerables a la contaminación del agua.
En ese sentido, el biólogo Juan M. Guayasamín, de la Universidad de San Francisco de Quito en Ecuador, aseguró: “El problema no es encontrar nuevas especies, el verdadero desafío es tener el tiempo y los recursos para describirlas”, al tiempo que advirtió sobre el futuro de estos anfibios: “Los pocos parches que quedan ahora están bajo la presión de las actividades mineras, que son altamente contaminantes y tienen la oposición de numerosas comunidades locales”.
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