¡Libérense de la de dependencia del móvil!. ¡Por favor!”. Con esta frase, el Papa Francisco envió un mensaje a los jóvenes del mundo para que tengan un uso equilibrado de los dispositivos móviles.
En un discurso a los estudiantes del instituto público Ennio Quirino Visconti, de Roma (Italia), el pasado sábado 13 de abril, el Sumo Pontífice dijo que aunque los teléfonos móviles son un gran progreso y hay que usarlos, “si uno se convierte en esclavo pierde su libertad”.
El papa recordó que cómo existen diferentes dependencias, los celulares también pueden ser considerados como ‘una droga’ que muchas veces reduce “la comunicación a simples contactos”. “La vida es comunicar y no solo simples contactos”, señaló.
Según una encuesta ‘online’, ‘Quiz PhoneLife Balance’, realizada por Motorola a 136.000 personas en Latinoamérica, 9 de cada 10 jóvenes de 10 a 19 años revisan su celular tan seguido, que nada cambió desde la última vez que lo vieron.La doctora Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil, consultora de Unesco y autora del libro ‘Ruidos en la web’ dice que una de las razones por las que los jóvenes revisan constantemente su celular es por la necesidad que tienen de estar permanentemente conectados.
“Esta es una marca de identidad juvenil: saber que están disponibles para sus amigos, algo que les da pertenencia a un grupo y que fortalece su vida social, dimensiones fundamentales en esta etapa de la vida”.Por su parte, Karen Serrato, psicóloga de permanencia estudiantil de la Universidad Central, señala que el uso excesivo de la tecnología trae muchos riegos para la salud de las personas. “Se descuidan las relaciones personales porque se genera un déficit de habilidades sociales, no nos relacionamos como antes, no hacemos un saludo presencial y dejamos de usar el lenguaje verbal por estar detrás de una pantalla. Tendemos a aislarnos y hay soledad”, dijo.
La experta señala que esto sucede porque al usar los teléfonos se forman conexiones neurobiológicas en el cerebro que generan dependencia. “Nos sentimos comprometidos a responder, se forma un mecanismo de recompensa en el cerebro con las notificaciones en donde se segrega dopamina, que es un neorutotransmisor que genera placer y que nos genera más adicción, esa espera a responder y esa recompensa hace que produzcamos más adicción”, explica.
Para lograr un uso equilibrado, Serrato recomienda restringir el celular y escoger solo una franja del día para revisar las redes sociales. “Cuando estamos en familia lo mejor es apagar el celular o silenciarlo. Se debe procurar no estudiar con el dispositivo al lado porque nos representa distracción”, dice.