El presidente del Instituto Duartiano, Wilson Gómez Ramírez, mostró su preocupación por la excesiva inmigración de ciudadanos haitianos y los masivos partos de embarazadas ilegales, quienes arriesga la seguridad dominicana y compromete el presupuesto estatal.
Al participar en el panel “A un tris de una nueva ocupación: 200 años después”, Gómez señaló que los 200 años de la ocupación haitiana es conmemorada con inquietud, porque la gran cantidad de inmigrantes que están llegando repercute en importantes sectores productivos nacionales.
Gómez manifestó que este 9 de febrero es el bicentenario del inicio de la ocupación contra el territorio dominicano, por eso, realizaron el panel, que tuvo como expositores a Manuel Núñez y Osvaldo Montalvo Cossio.
El evento fue auspiciado por el “Círculo de los Nueve”, y asistieron directivos, miembros y servidores del Instituto Duartiano, intelectuales, representantes de entidades culturales y educativas, y público en general.
Sobre el hecho histórico
Los expositores coincidieron al señalar que las consecuencias fueron funestas para los ocupantes de esta parte de la Isla y retrasaron su desarrollo, agregando que “rememoramos este momento histórico de la ocupación haitiana que surge el 9 de febrero de 1822, bajo el mando del presidente de Haití, Jean Pierre Boyer, por un período de 22 años hasta ser declarada la independencia de la República Dominicana, el 27 de febrero del 1844, por un equipo de dominicanos que lucharon arduamente por nuestra libertad, encabezada por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios”.
“Esta independencia tuvo que ser defendida durante doce años continuos de batallas, hasta el 26 de enero de 1956, cuando se lleva a cabo la Batalla de Sábana Larga”, manifestaron.
Indicaron que durante este período de anulación de la soberanía dominicana se abolió el idioma español en los documentos y actos oficiales, se ordenó el cierre de las escuelas y de la única universidad que existía, lo que provocó la salida del país de muchos intelectuales, se prohibió las reuniones de más de tres personas, se despojó al dominicano de sus tierras, de la propiedad de sus animales de crianza y se apropiaron de sembradíos, dando inicio al imperio de una visión poblacional egocentrista, que entrañó la expulsión de las familias blancas, aplicándose el proyecto de J. Granville, en procura de implantar a los inmigrantes negros, principalmente en las provincias de Samaná y Puerto Plata.
En el marco de la actividad, y con el patrocinio del Instituto Duartiano, fue puesta a circular una nueva edición del “Degüello de Moca”, crónica histórica documentada que recoge el testimonio del doctor Gaspar Arredondo y Pichardo, sobre la salvaje y bárbara matanza perpetrada por las tropas invasoras haitianas en la villa de Moca, en 1805.
Se ha de una cantidad apreciable de víctimas que fueron pasadas a cuchillo, sables y bayonetas, solo por ser dominicanos, sin importar niños y mujeres que también perdieron sus vidas.