Los maestros José Antonio Molina y Ramón Orlando Valoy, así como el fenecido cantante merenguero Cherito Jiménez se destacan por superar ampliamente a sus padres, quienes también fueron brillantes artistas dominicanos.
Molina, Valoy y Jiménez tuvieron la magia de llevar a otro nivel superior y lejos de las fronteras dominicanas el legado iniciado sus progenitores.
Molina supera por la milla a sus padres, los maestros Papa Molina y Josefina Miniño; Coco Valoy no es ni la sombra de su hijo Ramón Orlando y Cherito fue como un cohete disparado por Nasa frente a su padre Chery Jiménez.
El más sobresaliente de todos es el maestro José Antonio Molina, pues su talento para dirigir orquestas sinfónicas y conciertos de tenores de fama mundial, le hacen merecedor de reconocimientos en ciudades del mundo árabe, oriente medio, Asia, Estados Unidos, Europa y Latinoamérica.
SUPERANDO A PAPA MOLINA Y JOSEFINA MINIÑO. El genio musical de Molina fue heredado de sus padres. Es hijo de Ramón Antonio Molina Pacheco, mejor conocido como Papa Molina, maestro y exdirector de la Orquesta Sinfónica Nacional y Josefina Miniño maestra y bailarina profesional en ballet folclórico, ballet clásico, top jazz, baile español, danza acrobática, y afro jazz dominicano.
Sin embargo, José Antonio Molina tiene un currículum insuperable y de trascendencia en varios continentes.
Desde la edad de 20 años se trasladó a Nueva York donde realizó estudios de licenciatura y maestría en la Manhattan School of Music y Composición y Dirección Orquestal en la escuela Juilliard.
Debutó como director orquestal al frente de la Orquesta Sinfónica de Maracaibo, Venezuela.
Es el primer dominicano en recibir el nombramiento de director titular de una orquesta en los Estados Unidos, The Greater Palm Beach Symphony.
En 1995 dirigió a Gloria Estefan en el Vaticano, con motivo del 50 aniversario de la ordenación como sacerdote del Papa Juan Pablo II.
En el 2002, el maestro Molina dirigió al tenor español José Carreras en un concierto de gala en la República Dominicana.
Ganador del premio “El Soberano”, el más alto reconocimiento a la labor de un artista en la República Dominicana.
El Gobierno dominicano le otorgó la investidura de Embajador Cultural de la RD. Fue condecorado con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Gran Cruz de Plata en 2001.
En el 2009 fue designado director de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN).
En el 2011, en conmemoración del 167 aniversario de la independencia de RD, dirigió la orquesta sinfónica en Siria, auspiciado por la Embajada de la República Dominicana en los Emiratos Árabes Unidos, en colaboración con “Abu Dhabi Music and Foundation (ADMAF).
Repitió el mismo concierto en ¨La Casa de la Ópera de Damasco¨ sede de la Sinfónica Siriana, para lo cual el maestro Molina y la orquesta se trasladaron a Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos, donde tuvo lugar el segundo concierto en el famoso “Emirate Palace”.
En el 2014 dirigió la Orquesta Sinfónica de Panamá y en noviembre dirigió la Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión de Bielorrusia.
En el 2015 dirigió la Qatar Philharmonic Orchestra.
En el 2016 dirigió la Wallersee Philharmonie en Viena, Austria.
RAMÓN SUPERIOR A CUCO. Ramón Orlando Valoy es de los denominado artistas cinco herramientas o “todo terreno”, pues sabe hacer bien componer, arreglar, cantar, dirigir orquesta y producir. Estas cualidades lo colocan en un nivel muy superior a su padre Cuco Valoy, fundador del grupo de son Los Ahijado y de la orquesta de merengue y salsa “La Tribu”.
Ramón Orlando es una de la piedra angular de la época dorada del merengue, la décadas los 80. También produjo y es cantautor de dos producciones de baladas y más de 20 de merengue, todas exitosas.
CHERITO Y CHERY JIMÉNEZ. Chery Jiménez se destacó como músico de la orquesta de Wilfrido Vargas y luego con su propia agrupación: “La Tercera Brigada”, pero no fue muy trascendente.
Luego junto a Wilfrido crea a The New York Band, uno de los conceptos musicales mejor diseñado del país luego de la segunda mitad de los 80 y a principios de los 90.
Su hijo Cherito, con apenas 16 años tomó las riendas de la agrupación tras la partida de Iris y Franklin.
Bajo su liderazgo, The New York Band se convirtió en un fenómeno que trascendió por buenas composiciones, bailes y hasta marcaba tendencia en moda.
Popularizó éxitos que hoy día constituyen lo que popularmente se conoce como “merengues clásicos”: como: “Dancing mood”, “Chimpun Callao”, “Amada mía”, “Vida”, “Si tu no estas”, “Hola”, “Corazón de azúcar” y otros.