Un grupo de arqueólogos halló en en los alrededores de la ciudad de Yakutsk, en el Lejano Oriente de Rusia, los restos de un hombre que fue enterrado en un ataúd de corteza de abedul entre los años 1480-1640 y era aparentemente “un muerto peligroso”, es decir, se trataba de un suicida, un chamán o un paria, según se desprende de un estudio publicado recientemente en la revista Vestnik arheologii, antropologii i etnografii.
Según los primeros análisis, el esqueleto pertenece a un hombre de unos 40 años que medía unos 170 centímetros de altura.
Los restos se encontraban sobre una estera de corteza de abedul y estaban cubiertos con una tela de forma rectangular de 162×55 centímetros.
Los científicos sugieren que se trataba de “un muerto peligroso”, ya que la orientación de su cabeza estaba dirigida hacia el este (al contrario que la orientación tradicional) y el esqueleto se encontraba boca abajo.
Asimismo, este tipo de fallecidos se enterraban sin ningún objeto que los acompañara, a diferencia de los muertos comunes, que solían ser sepultados con elementos de armamento o de artesanía.