Los Ángeles Lakers perdía por 12 puntos, 78-66 ante Detroit Pistons, con 9.18 minutos por jugarse del tercer cuarto. LeBron James esperaba el posible rebote de un lanzamiento libre en una lucha física, de mucho roce, con el juvenil Isaiah Stewart.
De repente, King James se liberó de su adversario, que cayó al suelo; sentido. Enseguida, la estrella buscó ofrecerle disculpas, ayudar a que se reincorporara, pero su rival, una mole de 2.06 metros, se levantó y le reprochó con vehemencia, elevó la temperatura en la medida que la sangre comenzó a brotarle del ojo derecho…
Un verdadero escándalo protagonizó LeBron en una nueva jornada de la NBA. La reiteración de las imágenes permitió advertir que James, de 36 años, le aplicó un codazo a Stewart, sigiloso, casi imperceptible.
Cuando su adversario lo increpó, quedaron cara a cara, y jugadores de los dos elencos tuvieron que separarlos, sobre todo al joven Isaiah, quien en varias oportunidades intentó desembarazarse de la custodia para buscar subirse al ring con la leyenda, que luego terminó apartándose de la escena. Eso sí, no logró impedir que lo expulsaran, al igual que a su contendiente. Fue la segunda descalificación de su carrera, que ostenta cuatro anillos de campeón en la liga de baloncesto más competitiva del mundo.
A pesar de la pérdida de una de sus figuras, los angelinos lograron revertir el score e imponerse por 121 a 116, luego de un último cuarto de ensueño, que ganaron por 37 a 17. A falta de James, que culminó con 10 puntos, 5 asistencias y un rebote en 21 minutos en campo, aparecieron las otras estrellas de la plantilla, como Anthony Davis (30 puntos), Russell Westbrook (26), Carmelo Anthony (18) y Dwight Howard (13), quienes sacaron la cara por el equipo en una remontada heroica, para llevar récord de la temporada a 9 victorias y 9 derrotas.
Stewart, en tanto, cerró su planilla con 4 puntos, una asistencia y un rebote en 19 minutos. Y los Pistons siguen transitando una temporada aciaga, con apenas cuatro festejos y 12 derrotas. En un cotejo que parecía favorable, el codazo de LeBron y la reacción alocada de la víctima desvirtuaron el desarrollo e incentivaron a la sangre fría de los hombres experimentados de los Lakers, que olfatearon la sangre y se quedaron con una victoria que llevará el sello del escándalo.