La inflación anual en Estados Unidos alcanzó en septiembre su nivel más alto en 13 años, al situarse en el 5,4 %, lo que eleva la preocupación ante una subida de precios que la Reserva Federal (Fed) esperaba que fuera transitoria y que por el contrario persiste.
El índice de precios al consumidor (IPC), publicado hoy por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, en inglés), muestra incrementos sustanciales en algunas áreas, pero se relacionan con los precios muy bajos registrados en 2020 debido a la pandemia de la covid-19.
El gasto de los consumidores, que en EE.UU. representa casi dos tercios de la actividad económica, ha contado con generosas distribuciones de dinero por parte del Gobierno desde marzo de 2020, y se incrementó a un ritmo del 11,9 % en el segundo trimestre de este año.
Otros factores que contribuyen a la inflación son la escasez de mano de obra que sigue empujando los sueldos al alza, y los trastornos en las redes mundiales de suministros, que causan demoras en la entrega de materiales y productos.
El salario medio de los trabajadores en el sector privado subió un 0,6 % en septiembre después de aumentos en los cinco meses previos.
La inflación, que lleva desde el mes de mayo por encima del 5 %, es uno de los principales motivos de preocupación para la economía estadounidense, ya que se encuentra en niveles no vistos en más de una década.
Hasta ahora, la Fed ha insistido en que las tasas elevadas de inflación tendrían un carácter transitorio, aunque el dato de este miércoles, superior a lo que calculaban la mayoría de los analistas, demuestra que los precios no terminan de bajar como esperaba el banco central.
Sin embargo, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, insistió hoy en que la actual escalada de los precios forma parte de un período “transitorio” y que el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, espera que la inflación desacelere en 2022.
“Sabíamos que a medida que la economía se recuperara veríamos algunos de estos efectos transitorios”, defendió Psaki en su rueda de prensa diaria.
De persistir la subida de la inflación, podría acabar provocando cambios en la política monetaria por parte de la Fed, que ha mantenido las tasas de interés en niveles históricamente bajos.
El IPC de EE.UU. subió en septiembre un 0,4 % comparado con agosto, pero el ritmo de incremento se apaciguó si se le compara con el de 0,9 % en junio.
Si se excluyen los precios de alimentos y combustibles, que son los más volátiles, la inflación subyacente en septiembre fue del 0,2 %, con una tasa anual del 4 %.
Los precios de la energía subieron en septiembre un 24,8 % y los de los alimentos subieron un 4,6 %, según el informe del Gobierno.
Los precios que pagan los consumidores por la gasolina aumentaron un 1,2 % el mes pasado y han subido un 42,1 % en un año, pero en este dato debe considerarse que el precio de la gasolina se derrumbó en el segundo trimestre de 2020 cuando la economía se paralizó por la pandemia.
El precio promedio del combustible había llegado a los 80 centavos de dólar por litro a fines de mayo de 2018 y cayó a los 49 centavos a fin de abril de 2020. A fin de septiembre pasado ese precio tenía un promedio de 86 centavos por litro, el más alto en siete años.
Los índices de precios de alimentos y de vivienda contribuyeron en más de la mitad de los incrementos mensuales.
Fuente: EFE