Bruselas.- “Podéis ser la razón de que una persona como yo, que estuvo de pie al borde de un puente, sobreviva y aprenda a amar la vida de nuevo”.
Con esta llamada a la acción de una activista por la salud mental de los jóvenes que estuvo a punto de quitarse la vida a los 23 años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere volver a poner el bienestar mental en el centro de la agenda global de la salud pública.
La oficina europea de la OMS lanzó este martes desde Bruselas una Coalición Paneuropea por la Salud Mental, una iniciativa que quiere darle la vuelta al estigma que sufren las personas que padecen enfermedades mentales y colocar el bienestar mental entre las prioridades para la recuperación pospandemia, haciendo más accesibles los tratamientos y la ayuda profesional.
En un evento en el que participaron la reina Matilde de los belgas; el director para Europa de la OMS, Hans Klüge; y la comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides, el momento más emotivo lo aportó la joven Amy Louise, una activista que relató como con 23 años, recién graduada y a todas luces encaminada hacia una vida de éxito profesional, se sintió más sola que nunca al borde de un puente cercano a su casa.
“Estaba sola con mis pensamientos, creyendo que el dolor que aguantaba era demasiado para cualquiera y segura de que nadie podía ayudarme. Mi historia no es única. Un 13 % de los jóvenes padecen en Europa sus propios demonios y muchos creen que están solos, como pensaba yo”, explicó la joven.
“Uno de cada diez jóvenes que ustedes conocen, aman y aprecian lo está pasando mal ahora mismo”, insistió Amy Louise, que recordó como lo quien le salvó la vida fue “un amable extraño al otro lado de una línea telefónica de crisis”, que habló con ella esa noche y le consiguió la ayuda que necesitaba.
La joven insistió a los líderes presentes en que, tras una pandemia que deja cifras devastadores en la salud mental de la población, deben decidir “cómo de lejos están dispuestos a ir para apoyar a la próxima generación” en un “momento histórico en el que las decisiones (políticas) en los próximos años importarán” a la hora de financiar los servicios de ayuda y tratamiento o de promover una conversación abierta sobre salud mental.
El director regional de la OMS, por su parte, subrayó que la organización emprende esta iniciativa “con un profundo sentido de responsabilidad” ante las más de 150 millones de personas en Europa que sufrían algún tipo de enfermedad mental ya antes de la pandemia, de las que apenas una fracción recibe apoyo o tratamiento psicológico.
La nueva coalición pretende impulsar que los gobiernos “aprendan las lecciones de la pandemia” y se diseñen sistemas de salud mental que sean accesibles para el público a través de reformas en los mecanismos actuales.
También quiere promover el intercambio de conocimientos y prácticas que hayan funcionado entre autoridades, organizaciones de la sociedad civil, investigadores y, especialmente, las personas que hayan empleado servicios de salud mental y sus familias.
Otro de los objetivos clave de esta iniciativa es desterrar la estigmatización y discriminación entre las personas que sufren problemas de salud mental, que históricamente han recibido menos atención y sufren de un mayor aislamiento que las personas neurotípicas.
La reina Matilde de los belgas advirtió de que el bienestar mental es “un requisito fundamental para el desarrollo individual y para la prosperidad de cualquier sociedad” y de que en este proceso se debe hacer un esfuerzo adicional por no dejar atrás a grupos vulnerables como las víctimas de violencia machista y los refugiados, entre otros.
En cualquier caso, insistió en que la prevención y tratamiento en salud mental debe incluirse en otras políticas públicas, ya que nadie es inmune a este tipo de enfermedades y “todos podemos acabar necesitando los servicios de salud mental en algún momento de nuestra vida”.
Por su parte, la comisaria europea de Sanidad, Stella Kyriakides, advirtió de que la sociedad europea sentirá el impacto de la pandemia de coronavirus en la salud mental “durante años” y resaltó que, como psicóloga clínica, ha percibido especialmente la quemazón de la pandemia en las personas que se han quedado en paro, los pacientes de otras enfermedades que sufren por no poder tratarse o el agotamiento de los padres, entre otros.
“Como en todas las crisis, son los más vulnerables entre nosotros los que más han sufrido. Como sociedad, sentiremos este impacto durante muchos años y deberíamos estar preparado para abordarlo”, añadió la comisaria chipriota.