La pandemia global instaló debates científicos que solo ocurrían puertas adentro de los laboratorios. Sergio S. es ingeniero, tiene 60 años, y para atender su preocupación en esta etapa avanzada de la peste quiso conocer qué protección tiene su organismo frente a la enfermedad COVID-19. Y la herramienta que ofrece la ciencia para saldar su inquietud son los tests de anticuerpos, técnicas inmunológicas que cuantifican las proteínas generadas por el organismo (llamadas inmunoglobulinas) contra los antígenos del coronavirus SARS-CoV-2
Estos dosajes de anticuerpos anti SARS-COV-2 buscarán medir la cantidad de inmunoglobulinas, anti- N y anti-S, a través de diferentes métodos de detección. Y la misión especial de los anticuerpos anti-S será impedir o dificultar el ingreso del virus a las células.
Infobae conoció la historia de Sergio y decidió acompañar su caso como un desafío periodístico para echar luz sobre los dosajes de anticuerpos, derribar mitos y obtener información precisa de la mano de los expertos.
¿Cómo se interpretan los resultados de los tests de anticuerpos? ¿Por qué algunas personas tienen resultados tan bajos y otras tan altos? ¿Qué información científica relevante aportan los dosajes de anticuerpos en esta etapa de la pandemia, con mayoría de poblaciones vacunadas? ¿Se pueden comparar o establecer equivalencias entre los diferentes test? Viaje al interior de los test de anticuerpos contra el COVID en la Argentina.
Sergio -habiendo consultado a su médico de cabecera- se lanzó finalmente a conocer el estatus de sus anticuerpos contra el COVID; luego de recibir dos dosis de vacunas, la primera de Sputnik y la segunda de Johnson & Johnson; una combinación de la misma plataforma, vectores adenovirales humanos, aún no aprobada en la Argentina. Eligió dos laboratorios de CABA de su confianza -Centro Rossi y CentraLab- y se realizó dos test de anticuerpos, el mismo día, con una primera intención de comparar los resultados. Algo que luego comprendió por qué no iba a ser posible.
La primera sorpresa para Sergio -pero no para los expertos- fue que ambos test de anticuerpos Anti SARS-CoV-2 IgG ofrecieron resultados positivos, pero la expresión del resultado (el número) fue diferente:
El primero fue realizado en CentraLab y dio 1,9. La marca del test: Diapro. Método de detección: ELISA. Rango de medida: 0.9 a 8. Método de análisis: cualitativo, por lo tanto, los valores expresados en el resultado no expresan cantidad, sino solo que fue positivo.
El segundo fue realizado en Centro Rossi y dio 263,52 AU/ml. La marca del test: Abbot. Método de detección: quimioluminiscencia. Rango de medida lineal: 50-250 UA/ML). El método de análisis utilizado en este caso fue el cuantitativo, es decir, que además de positivo, expresó que la concentración es 263 unidades arbitrarias, por eso no son comparables.
Ambos tests detectaron anticuerpos IgG dirigidos contra la proteína Spike ( Anti S), la única con el “poder” de rechazar la entrada del virus a las células.
Patricia Grovas bioquímica y jefa de laboratorio y Silvina Diehl, directora técnica y jefa bioquímica, ambas de Central Lab, aportaron precisiones: “Lo primero que hay que saber es que los laboratorios especializados disponemos de test de anticuerpos de distintos fabricantes. Cada uno de éstos ofrece un kit en el que establece qué técnica y qué método se deberá utilizar para llegar al resultado. También cada uno fija sus propios rangos de medida de los anticuerpos. Por estas decisiones arbitrarias de cada fabricante se obtienen resultados diferentes entre una persona y otra”.
Al solicitar un test de anticuerpos, el método cualitativo indicará la presencia de anticuerpos; y el cuantitativo, además, la concentración de anticuerpos, en ambos casos frente a las proteínas S y N. El cuantitativo es más caro y el cualitativo es más barato, y el rango de precio puede variar entre los $2000 pesos a los $6000 pesos.
“Entendiendo que los test de anticuerpos son técnicas inmunológicas, hay que señalar que hasta ahora ninguna institución científica recomienda hacerse un test de anticuerpos luego de recibir la vacunación contra el COVID, porque no siempre el número indica los niveles “totales o reales de protección”. Muchas veces el paciente no sabe qué hacer con el número; y se frustra. Las causas por las cuales una persona desarrolla mayor o menor nivel de anticuerpos con la vacunación frente al virus respiratorio SARS-CoV- 2 dependerá del sistema inmune, entre otros factores, de cada uno, es una variante interindividual”, afirmó Sturba.
Darío Alvarez del Centro Rossi comentó: “La elección de aplicar un método cuantitativo o cualitativo en el dosaje de anticuerpos tiene que ver además con los diferentes momentos que fue atravesando la pandemia: durante el 2020, con la incertidumbre a cuestas y sin vacunas, generalmente se hacía el test cualitativo; la medición de los anticuerpos Anti-N (nucleocapside) del virus SARS-CoV- 2, para conocer si esa persona había estado o no en contacto con el virus. Luego se comenzó con la medición de la cantidad de anticuerpos anti-S (neutralizantes). Y con la llegada de las vacunas contra el COVID-19 aumentó la producción de kits para la medición de los anticuerpos anti-Spike o anti-S”.
“Ahora frente al avance de la vacunación contra el COVID, los tests de anticuerpos buscan cuantificar las inmunoglobulinas (proteínas generadas por el organismo) contra la proteína S (spike) y aplican el método cuantitativo. La proteína S es la que verdaderamente bloqueará la entrada del virus a las células”, remarcó Álvarez, quién también participó de los ensayos clínicos de plasma de convalecientes, junto al infectólogo Fernando Polack, en el Hospital Militar.
Lo que viene
Hay que entender a la infección viral del SARS-CoV-2, además de como un nuevo virus emergente como parte de la lógica de los virus respiratorios. Al respecto, el bioquímico Darío Álvarez precisó : “Los anticuerpos contra la enfermedad COVID-19 adquiridos de manera natural (por haberse contagiado la enfermedad) o por la inoculación de vacunas (influirá el tipo de plataforma de la vacuna recibida) son volátiles: suben y bajan en un relativo corto tiempo, como ocurre, por ejemplo, con el virus de la influenza. Por esto, la idea de una tercera dosis se instala como algo muy interesante , y si esa tercera dosis es una vacuna de plataforma ARN mensajero mejor porque se va reuniendo evidencia de que suben más los títulos cuando se miden anticuerpos”.
¿Por qué no está recomendado, ni es necesario hacerse anticuerpos como parte del seguimiento o control de la enfermedad COVID-19? se preguntó el bioquímico Sturba. “En la cuantificación de anticuerpos no hay “valores normales”. Si yo me vacuno y no tengo anticuerpos, no es algo anormal, será algo menos probable o que el método no fue capaz de detectarlos. Los métodos cuantitativos de los test tienen un rango de medida lineal y los cualitativos, tienen valores de corte. Hoy, y a esta altura de la pandemia, los análisis de anticuerpos tienen poco valor para un cambio de conducta médica”, explicó.
Vergini de Rossi sugirió hacer el dosaje de anticuerpos una vez pasadas las tres semanas de recibida la segunda dosis que complete el esquema de vacunación. Los test que logran mayor sensibilidad (aproximación y/o realidad ) son los que miden la proteína S”.
Para Álvarez del Centro Rossi, “para tener trazabilidad en el tiempo, si la persona quiere repetir el test y hacer un seguimiento de la evolución de sus anticuerpos, la recomendación es hacerlo siempre en el mismo laboratorio”. Y amplió: “No todo el mundo responde igual al mismo estímulo; hay muchos factores que interfieren en la respuesta inmunológica, como la genética, el peso, las comorbilidades, la edad, la carga viral ( la cantidad de virus que ingresó al organismo) y el tipo de vacuna que recibió el paciente”.
La inquietud de Sergio de medir sus anticuerpos a través de un test -y que comparte cada vez con más personas de su entorno- sintetiza una ilusión hacia el tiempo de la post-pandemia: planteando una especie de pulsión de ir a buscar información científica dentro del propio cuerpo. Ahora sabe que para perforar la pandemia se necesitan sociedades plenamente vacunadas y mantener los cuidados sociales de protección frente al virus que aún amenaza al mundo entero.
Infobae