El presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele, asumirá el poder en junio con el desafío de tender puentes con el Legislativo para romper con el lastre del tradicional bipartidismo y lograr fortalecer la economía y combatir a las violentas pandillas, advirtieron analistas.
“El Salvador ha pasado la página de la posguerra y ahora podemos empezar a ver hacia el futuro”, declaró Bukele la noche del domingo tras conocer su victoria, refiriéndose al periodo posterior al fin de la guerra civil en 1992, durante el que se turnaron el poder los mismos grupos de derecha e izquierda que se enfrentaron en armas por 12 años.
“Nos toca a todos empezar a construir el país que queremos”, dijo el carismático presidente electo de 37 años, que venció en primera vuelta al frente del pequeño partido conservador Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA).
Pero tras la euforia del triunfo, que rompió el bipartidismo de tres décadas, Bukele deberá buscar un “franco diálogo” con otros partidos y formar un gabinete que marque diferencia con “la desgastada” gestión de gobiernos pasados, opinó el analista y profesor universitario Juan Ramón Medrano.
Con 99,94% de las actas contadas, Bukele alcanzó 53,3% de la votación del domingo y venció a la coalición derechista encabezada por la tradicional Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que obtuvo 31,7% de los sufragios.
También se impuso a la izquierda gobernante del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que sumó 14,4% de los votos para el excanciller Hugo Martínez, y al minoritario partido Vamos (0,78%).
El presidente Salvador Sánchez Cerén anunció este lunes que nombró una comisión de transición, encabezada por el vicepresidente Óscar Ortiz, que en las próximas semanas comenzará a revisar detalles para el traspaso de poder.
Castigo electoral
Para Medrano, Bukele deberá hablar con la oposición que domina el Congreso para mantener la gobernabilidad, luego de que en los últimos años el FMLN y Arena “se neutralizaron mutuamente”, bloqueando avances legislativos.
El resultado del domingo es una señal de que el electorado “castigó fuerte y claro” a Arena y al FMLN, que se han repartido el poder.
Al finalizar la guerra civil de 12 años en 1992, mediante la firma de acuerdos de paz, Arena y el FMLN “continuaron la guerra en el ámbito político en vez de negociar y de buscar proyectos para el bien del país. La gente no es tonta, por eso rechazó a uno y al otro”, consideró el sacerdote Rodolfo Cardenal, de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA).
“Los resultados de las elecciones son un rechazo a todo el sistema político, a toda la institucionalidad. Por esa pérdida de credibilidad, la gente no votó por los partidos tradicionales”, subrayó Cardenal.
Frenar la violencia de las pandillas, hacer crecer la estancada economía y mantener los subsidios en servicios públicos para los más pobres, exigirá a Bukele un acuerdo con sus opositores.
“Se necesita un pacto fiscal (con el Legislativo), el cual pasa por un pacto social” para obtener los recursos necesarios para gobernar, advierte también el analista y profesor de la Escuela Superior de Economía y Negocios, Carlos Carcach.
A su juicio, Bukele debe llegar a acuerdos para elevar la recaudación tributaria, que según el Banco Central de Reserva (BCR) es de 17,8% del PIB, una de las más bajas de América Latina, que tiene un promedio de 22,3%.
La amenaza pandillera
La población sufre de las extorsiones de las pandillas a pequeños y grandes comercios, y espera que Bukele atienda el problema con métodos diferentes.
“Me gustaría que Bukele hiciera unos planes de reinserción para las pandillas. Yo siento que no es que ellos quieran hacerse pandilleros, es porque no tienen empleo o por la falta de oportunidad en el país”, dijo a la AFP Henry Menjívar, habitante de la capital.
En este sentido, el coordinador de la Comisión de Derechos Humanos, Miguel Montenegro, consideró que “las políticas de mano dura o súper mano dura, que tenían como prioridad la represión, ya no funcionan. Se necesita un cambio que pasa por atender la pobreza”.
Cada año miles de salvadoreños emigran por la violencia, principalmente causada por las pandillas, y la falta de empleo.
El portavoz adjunto del departamento de Estado de Estados Unidos, Robert Palladino, recordó que ambos países comparten “una asociación sólida” en aspectos como la mejora de la seguridad, pero también en la reducción de la inmigración ilegal.
“Esperamos trabajar con el presidente electo Bukele para ampliar las oportunidades económicas, fortalecer las instituciones democráticas y redoblar los esfuerzos para hacer que El Salvador sea más seguro y más próspero”, indicó Palladino en un comunicado.
El triunfo de Bukele, exalcalde capitalino que militó en el FMLN antes de postularse por GANA, ha sido reconocido por varios gobiernos además de Estados Unidos.
Bolivia, Perú y Guatemala también saludaron su victoria.