El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo por sus facultades estimulantes y sus características organolépticas. Los primeros estudios sobre el efecto del consumo de café en la salud, documentaron la relación entre la exposición aguda a altas dosis de cafeína (uno de sus principales compuestos y el más estudiado) y el incremento en la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, más recientemente, se han identificado otros compuestos activos presentes en la bebida a los que se les atribuyen propiedades antioxidantes y vasodilatadores, con potencial efecto benéfico para salud cardiovascular e incluso sobre la mortalidad que controvierten la necesidad de limitar el consumo de café en ciertas poblaciones.
Beber una o más tazas de café al día se asoció con un riesgo reducido a largo plazo de insuficiencia cardíaca, según una revisión de los datos de la dieta de tres estudios importantes que utilizaron herramientas analíticas de la American Heart Association (AHA). El beneficio no se extendió al café descafeinado. En cambio, el análisis encontró una asociación entre el café descafeinado y un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca.
La insuficiencia cardíaca ocurre cuando un corazón debilitado no suministra suficiente sangre a las células del cuerpo para obtener el oxígeno necesario para que el cuerpo funcione correctamente. Las personas con insuficiencia cardíaca sufren fatiga y dificultad para respirar y tienen problemas para caminar, subir escaleras u otras actividades diarias.
“Si bien no se pudo probar la causalidad, es intrigante que estos tres estudios sugieran que beber café está asociado con un menor riesgo de insuficiencia cardíaca y que el café puede ser parte de un patrón dietético saludable si se consume solo, sin azúcar agregada y productos lácteos ricos en grasas como la crema“, aseguró la investigadora y dietista Penny Kris-Etherton, ex presidenta inmediata del Comité de Liderazgo del Consejo de Salud Cardiometabólica y Estilo de Vida de la Asociación Estadounidense del Corazón, en un comunicado. Sin embargo, la especialista no participó en la investigación.
El estudio, publicado el martes en la revista Circulation: Heart Failure de la AHA, analizó información dietética autoinformada del Framingham Heart Study original. Ese estudio, que comenzó en 1948, inscribió a más de 5.000 personas sin enfermedad cardíaca diagnosticada que vivían en Framingham, Massachusetts. El estudio ha seguido a esas personas y su descendencia durante 72 años durante tres generaciones.
El nuevo estudio utilizó herramientas analíticas de última generación de la Plataforma de Medicina de Precisión de la AHA para comparar los datos de Framingham con el Estudio de riesgo de aterosclerosis en comunidades, un estudio longitudinal, multisitio y birracial, y el Estudio de salud cardiovascular, un estudio prolongado de riesgo cardiovascular en adultos mayores de 65 años.
En total, los estudios proporcionaron información dietética sobre más de 21.000 estadounidenses adultos. En comparación con las personas que no bebían café, el análisis encontró que el riesgo de insuficiencia cardíaca con el tiempo disminuyó entre un 5% y un 12% por cada taza de café consumida cada día en los estudios Framingham Heart y Cardiovascular Health.
El riesgo de insuficiencia cardíaca siguió siendo el mismo si los participantes no tomaban café o tomaban una taza al día en el Estudio de riesgo de aterosclerosis en comunidades. Pero cuando las personas bebían dos o más tazas de café negro al día, el riesgo disminuía en aproximadamente un 30%, encontró el análisis.
“La asociación entre la cafeína y la reducción del riesgo de insuficiencia cardíaca fue sorprendente”, aseveró el autor principal del estudio, el doctor David Kao, director médico del Centro de Medicina Personalizada de Colorado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado en Aurora.
“La población en general suele considerar que el café y la cafeína son ‘malos’ para el corazón porque las personas los asocian con palpitaciones, presión arterial alta, etc. La relación constante entre el aumento del consumo de cafeína y la disminución del riesgo de insuficiencia cardíaca cambia esa suposición“, manifestó Kao en un comunicado.
Ni lácteos, azúcares o tazas gigantes
Todos estos estudios se realizaron tomando café negro. Sin embargo, muchas personas agregan lácteos, azúcares, sabores o cremas no lácteas que tienen un alto contenido de calorías, azúcar agregada y grasa. Eso probablemente niega cualquier beneficio para la salud del corazón, advierte la AHA.
También, es importante tener en cuenta que en la mayoría de los estudios una taza de café pesa solo 8 onzas (casi 230 gramos); la taza “grande” estándar en una cafetería es de 16 onzas.
La forma en que se prepara el café también tiene consecuencias para la salud. A diferencia de las cafeteras de filtro, una prensa francesa, el café turco o el café hervido popular en los países escandinavos no logra atrapar un compuesto llamado cafestol en la parte aceitosa del café. El cafestol puede aumentar el colesterol malo o LDL (lipoproteínas de baja densidad).
La cafeína puede ser peligrosa si determinadas poblaciones la consumen en exceso, según ha demostrado una investigación. Los altos niveles de consumo de café (más de 4 tazas) durante el embarazo se asociaron con bajo peso al nacer, parto prematuro y muerte fetal en un estudio de 2017. Para las mujeres con una mayor probabilidad de sufrir fracturas óseas, el café aumentó ese riesgo; no sucedía lo mismo con los hombres.
Estudios anteriores también sugirieron que las personas con problemas para dormir o diabetes no controlada deberían consultar con un médico antes de agregar cafeína a sus dietas.
Y, por supuesto, estos beneficios no se aplican a los niños: los niños y adolescentes no deben beber refrescos, cafés, bebidas energéticas u otras bebidas con cualquier cantidad de cafeína, según la Academia Estadounidense de Pediatría.
“En resumen: disfrute del café con moderación como parte de un patrón dietético general saludable para el corazón que cumpla con las recomendaciones de frutas y verduras, cereales integrales, productos lácteos bajos en grasa y sin grasa, y que también sea bajo en sodio y grasas saturadas y azúcares añadidos“, dijo Kris-Etherton. Y finalizó: “Además, es importante tener en cuenta que la cafeína es un estimulante y que consumir demasiado puede ser problemático, ya que causa nerviosismo y problemas para dormir”.