El nuevo asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, informó este viernes a su homólogo afgano, Hamdullah Mohib, en conversación telefónica, que Estados Unidos planea revisar el acuerdo de paz con los talibanes, alcanzado el año pasado por la Administración de Donald Trump.
“Sullivan dejó clara la intención de Estados Unidos de revisar el acuerdo de febrero de 2020 entre Estados Unidos y los talibanes”, dijo en un comunicado la portavoz de ese asesor de Biden, Emily Horne.
La revisión del acuerdo tendrá como objetivo determinar “si los talibanes están cumpliendo con sus compromisos de cortar los lazos con grupos terroristas, reducir la violencia en Afganistán e implicarse en negociaciones significativas con el Gobierno afgano y otros implicados”, añadió.
“Sullivan subrayó que Estados Unidos apoyará el proceso de paz afgano con un esfuerzo diplomático robusto y regional, que buscará ayudar a los dos lados a conseguir una solución política justa y duradera y un alto el fuego permanente”, continuó la portavoz.
Bajo el acuerdo alcanzado en febrero de 2020 con los talibanes, Estados Unidos dijo que retiraría gradualmente todas sus tropas para mayo de este año, mientras que los insurgentes se comprometieron con una reducción drástica de la violencia y aceptaron participar en unas conversaciones con el Gobierno afgano que permitiesen poner fin a casi 20 años de guerra.
Sullivan, que dirige el Consejo de Seguridad Nacional (NSC, en inglés) de la Casa Blanca, no aclaró si Estados Unidos planea cumplir con su compromiso de retirar todas las tropas antes de mayo, pero Biden ha abogado por mantener un número pequeño de soldados en el país para protegerse ante un posible resurgimiento de Al Qaeda o el grupo Estado Islámico (EI).
Trump dejó el contingente militar estadounidense en Afganistán en apenas 2.500 efectivos, los mismos que hay desplegados en Irak.
Revisar el acuerdo del año pasado permite al nuevo Gobierno estadounidense presionar a los talibanes, en un momento en el que Afganistán vive una espiral de ataques selectivos sin precedentes contra periodistas, activistas, políticos o intelectuales.
El Gobierno afgano ha culpado directamente a los talibanes de los asesinatos, pero el grupo insurgente ha negado en repetidas ocasiones su participación y ha acusado a las fuerzas de seguridad afganas de llevarlos a cabo para difundir propaganda en su contra.
Los ataques parecen estar tomando una nueva forma en las últimas semanas, cuando la mayoría de las víctimas han sido mujeres funcionarias del Estado, objetivos poco frecuentes en el último año de atentados.
Sullivan recalcó en su llamada con Mohib la necesidad de “proteger, como parte del proceso de paz, los extraordinarios avances que han hecho las mujeres, niñas y grupos minoritarios en Afganistán”.
El asesor de Biden se comprometió a seguir en contacto con el Gobierno afgano, la OTAN y sus aliados en la región para diseñar una “estrategia colectiva que apoye un futuro estable, soberano y seguro para Afganistán”, concluyó la portavoz.