El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, regresó ayer a Brasil después de haber permanecido 30 días en Cuba, para participar en el inicio de las grabaciones de un documental sobre América Latina, producido y dirigido por el cineasta estadounidense Oliver Stone.
Siguiendo las recomendaciones de la OMS para viajes internacionales, el expresidente, su esposa Janja y los siete miembros de su séquito se sometieron a pruebas de COVID-19 en Brasil, antes de viajar y a la fecha de llegada a Cuba el 21 de diciembre.
La prueba RT-PCR, siguiendo los protocolos cubanos para detectar infecciones traídas de otros países, se repitió el 26 de diciembre. Estas pruebas fueron positivas para el ex presidente y otros miembros del equipo, confirmando que son casos importados a través de una investigación epidemiológica.
Los nueve miembros del séquito, excepto la periodista Nicole Briones, tuvieron un diagnóstico positivo durante el monitoreo de rt-pcr. Todos permanecieron aislados. Debido a que estaba fuera de Brasil, el expresidente Lula decidió denunciar la enfermedad sólo a su llegada al país, para preservar a su familia y a los otros infectados.
El médico de enfermedades infecciosas, el exministro de Salud y diputado federal, Alexandre Padilha, se comunicó desde el principio y siguió toda la evolución de la enfermedad, en contacto directo y diario con médicos cubanos, quienes prestaron asistencia diaria a toda la delegación.
El expresidente no requirió hospitalización, al igual que los otros miembros del equipo, excepto el escritor Fernando Morais, que permaneció bajo cuidado hospitalario por un período de 14 días, debido a complicaciones pulmonares.
A lo largo del seguimiento, Lula fue diagnosticado en tomografía computarizada con lesiones pulmonares compatibles con la bronconefonia asociada con Covid19, presentando una excelente recuperación.
“Mi equipo y yo estamos agradecidos por la dedicación de los profesionales de la salud y del sistema de salud pública cubano que han estado con nosotros en el cuidado diario. Doy las gracias al gobierno de Cuba y a todos los que han estado con nosotros desde el corazón. Nunca olvidaremos la solidaridad cubana y el compromiso con la ciencia de sus profesionales”, dijo Lula.
Valoró que “sentimos en nuestra piel la importancia de un sistema de salud pública que adopte un protocolo unificado, inspirado en quién ciencia y directrices. Y quiero extender mi saludo a todos los profesionales de la salud que se esfuerzan por hacer lo mismo aquí en Brasil, a pesar de la irresponsabilidad del presidente de la República y del ministro de Salud”.
“Estoy preparado para tomar la vacuna tan pronto como tengamos una vacuna para todos. Sigo esperando mi turno en la fila, con mi brazo listo para tomar tan pronto como pueda. Y aunque no todo el mundo se va a vacunar, voy a continuar con la mascarilla, evitando aglomeraciones y pasando una gran cantidad de gel de alcohol”, dijo Lula.
“Felicidades a todos los que trabajan en el sistema de salud brasileño, que están cuidando a nuestro pueblo con gran sacrificio. Y a todos los investigadores de los institutos Butantan y Fiocruz, que trabajaron en el desarrollo de estas vacunas. Representan nuestra única salida a esta pandemia que ha victimizado a miles de brasileños”, manifestó.
Dadas las circunstancias, el rodaje del documental fue suspendido en consenso con el cineasta Oliver Stone y las grabaciones pospuestas a una fecha futura, cuando las condiciones sanitarias lo permitan.
En la isla, Lula decidió cancelar sus actividades y, después del subidón epidemiológico, al final del viaje, se reunió sólo con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro, el Primer Ministro de Cuba, Manuel Marrero, y con el Ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez.